Nos gustan las personas
resueltas y que apuestan por sus metas. Eso hemos encontrado en Sergio Nieto
Menacho, gerente de Casa Martín 1920, un local actual situado en la Plaza España, nº
18 de Grazalema, un lugar con preferencia en dar a conocer quesos y vinos de
calidad. Antes de contar más sobre este establecimiento, conozcamos un poco más
a Sergio.
Es ingeniero técnico agrícola
y ha trabajado en una empresa jerezana ejerciendo su profesión durante diez
años, con la esperanza que un día hubiese podido desarrollar sus conocimientos
y su labor en las viñas de la comarca, uno de sus sueños, pero no surgió.
Empezó a rondarle en la cabeza
sus orígenes que por una parte había sido el campo, donde tanto había
disfrutado de pequeño y por otra, la faceta familiar en la hostelería. Recuerda
con inmenso cariño a su abuela Isabelita Organvidez, de la que dice que era una
de las mejores cocineras del pueblo y a su abuelo Martín Menacho, que regentaba
el bar de su nombre, en el mismo lugar que allá por el 1.920 su bisabuelo abriese
el Café de Perico.
Casi con un siglo de historia y
un magnetismo especial, este enclave lo ha atrapado y allí regenta su propio espacio,
como le gusta definirlo. Sergio pertenece a la tercera generación que
se dedica a la profesión en la misma ubicación, atendiendo detrás
de la barra, con cortesía y una franca sonrisa, a grazalemeños y visitantes. Sin
perder la esencia de sus antecesores, ha abierto el local al público con un
estilo acorde a su tiempo y a sus gustos, una conjugación de taberna, vinoteca
y abacería. Ofrece una oferta variada de productos de alta calidad: taquitos de jamón ibérico, mejillones en escabeche de Barbate, banderillas de atún y queso, anchoas, carne mechada...
Si nos acercamos allí también
podemos encontrar los ricos “martinitos”. Unos panecillos calientes que podemos
pedir al gusto: de queso curado de La Pastora (Grazalema) con sus gotitas de
buen aceite de oliva virgen extra, de mojama o atún de Barbate, de sardinas
anchoadas…
Le gusta asesorar a los
clientes que deseen sobre vinos y sus maridajes con los quesos, pero sus
pretensiones van más allá y se muestra entusiasmado con el propósito de ofrecer
pronto catas de vino para poco más de veinte personas. Pero sus ideas no se
quedan ahí, quiere crecer y que su espacio se convierta en sala de catas
multifuncional, donde además de degustar, puedan exponerse pinturas, fotografías,
cartelerías…
El luminoso local tiene en sus
paredes fotografías y elementos de madera pertenecientes a los bares que recuerdan la
historia familiar; imágenes de la cabra payoya, protagonista de los quesos de
la zona; vitrina con productos de la tierra, estanterías con vinos, aceites,
dulces…
De especial significado para él y para nosotros, es una foto tomada en el interior del bar de su abuelo Martin, donde están de jovencitas su
madre Pastora y su amiga Mari, dos encantadoras vecinas que tienen nuestro
máximo cariño. Seguro le darán suerte.
Le deseamos lo mejor en su andanza
empresarial, tiene los mimbres suficientes y la ilusión necesaria. Adelante,
Sergio.
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