No
nos cansamos de contar las excelencias de los productos de la provincia
gaditana. Innumerables y cotizados nos llegan del mar, de las excelentes
huertas, de los distintos ganados autóctonos, del campo donde sus productos
silvestres son manjares o las extraordinarias vides cuyas uvas se ennoblecen en
las bodegas para dar lugar a nuestros afamados vinos.
Nuestra
primera compra de unos vinos de El Gato, curiosamente no fue en el domicilio de
la propia bodega, como se podría pensar, no. Nos entregó el encargo en mano la
encantadora Laura López Martínez , tercera generación bodeguera. Fue un día de
mayo de 2014, de esos que son memorables y que tan bien organiza la querida Pilar.
Bueno…
continuamos con el relato que los recuerdos nos pierden. Pues como decíamos,
esa vez también tuvimos la oportunidad de probar en aquel especial lugar, algunos
de los vinos de la bodega. En otras ocasiones, hemos vuelto a Rota y nos hemos
acercado a comprar vinos, aunque al coincidir en festivo tampoco pudimos visitar
las instalaciones. La disposición y el buen hacer de estas dos mujeres roteñas,
el pasado día 15 pudimos ver y escuchar las explicaciones de Laura,
mostrándonos el lugar donde reposan los caldos y donde reciben los distintos
matices que se transmiten a los singulares vinos.
Bodegas
el Gato es fundada en el año 1957 por Juan Martínez Martín, el abuelo de la
zaga y conocido como “Niño El Gato”. Posteriormente su hija, Toñi Martínez, se incorpora
al igual que Pedro López, su marido, para trabajar junto a Juan, fundador de la
empresa. Juan Martínez se siente orgulloso
que su nieta Laura, se dedique igualmente a los trabajos bodegueros y además que,
le haya dado un bisnieto posible continuador de la tradición familiar, pues eso de crecer entre vides y aromas, crea pasión.
La estancia vinícola es la misma desde su inicio, situada en el casco antiguo de Rota, concretamente en el número 40 de la avenida de San Fernando. La pequeña empresa familiar, se ha ido adaptando a las exigencias de los tiempos, aunque sin perder ese carácter artesano que le infundió Juan Martínez. La familia al completo se encarga de cuidar cada detalle, comenzando en el viñedo, siguiendo la elaboración, hasta llegar a su embotellado.
Llama la atención la antigua embotelladora que persiste en el tiempo, el pequeño laboratorio que antiguamente era el único que existía en la bodega, ahora tienen otro en los viñedos, las botas que conservan parte del vino y un lugar especial y destacado, “La Sacristía” que, aunque igualmente es un espacio reducido, mantiene el encanto especial, de guardar los vinos más antiguos y preciados de la bodega.
El
vino por excelencia de la bodega es la Tintilla de Rota. A los
agricultores roteños se les conoce como mayetos, porque empezaban la
recolección en el mes de mayo, con su esfuerzo, conocimientos de la tierra y
dedicación conseguían la peculiar uva Tintilla, que da nombre al vino. Es una
uva muy delicada, de baya pequeña por las características propias del lugar y
solo se cultiva en la localidad gaditana. A lo largo de la historia la Tintilla
de Rota ha sido un vino reconocido que se llegó a exportar a distintos
países europeos, a Marruecos e incluso a Estados Unidos. Durante un tiempo sufrió
una caída comercial, pero en la actualidad y gracias al esfuerzo de Juan
Martínez, Bodegas el Gato sigue produciendo este especial vino. Tanto este como otras marcas de la casa salen al extranjero, incluso en estos días hemos visto un cargamento rumbo a Japón.
La Tintilla de Rota Joven de la referida bodega es de color caoba con tonos rojos, limpio y brillante. Predominan los aromas a caramelo, higos secos, y a almendra, que le aporta su estancia en madera. Es dulce pero no en exceso y se aprecia una ligera acidez debido a los taninos, por su proximidad al mar se aprecia un toque salado en el sabor. Por todo ello se considera un vino de características propias y únicas. Es apropiado para postres, pero también agradable como aperitivo, en especial cuando acompaña a foie gras, micuit, paté, quesos o entrantes que lleven toques agridulces, como cebollas, manzanas, pimientos… confitados o caramelizados. La temperatura ideal para servirlo es entre 5º a 7º grados.
En
las instalaciones se producen otros vinos como: Gran Mayeto, un vino
blanco de uva palomino, uno de los distinguidos de la casa. Acompaña bien al
pescado, mariscos y guisos marineros. Particularmente nos gusta emplearlo en
muchas de nuestras recetas, enriqueciendo el sabor de los platos.
El
Oloroso J.M.
es un vino de color ámbar con reflejos dorados, su aroma es potente y
equilibrado. Su paso en madera le aporta notas especiadas. Un acompañante ideal
para carnes de caza y rojas y también nos gusta incluirlo en este tipo de
guisos. No olvidemos que utilizar en la comida buenos vinos, conseguimos
enriquecer el resultado de la receta. A la hora de servirlo debe tener una
temperatura entre 13º y 14º grados.
El
Cream J.M. es
de color caoba y brillante. De aromas complejos con notas de avellanas
tostadas y notas dulces. En boca una cierta acidez y largo final. Es ideal para
patés y fruta como la naranja. Nos agrada elaborar ciertos postres, como
bizcochos caseros de cítricos, tartas de frutas con Cream e incluso emplearlo
en tiramisú, dándole un toque muy nuestro. Para beber la temperatura ideal debe
oscilar entre 10º a 11º grados.
Moscatel J. M. de color caoba claro y aromas frutales de la variedad moscatel con ciertas notas a cítricos y melocotón maduro. Sedoso, potente y dulce, con buena persistencia en boca debido a su permanencia en madera. Es ideal para acompañar postres y algunos aperitivos como queso azul, patés o cualquier otro producto que nos guste darle contraste. Se sirve a una temperatura de 7º a 9º grados. Nos parece ideal para hacer torrijas de vino.
El Pedro Ximénez de la casa es de color caoba oscuro con ribetes ambarinos. En nariz notamos los aromas a pasas debido a su elaboración destacando los higos secos, caramelo y almíbar. En boca potente, ligero, suave, destacando su dulzor. Es apropiada para acompañar postres, helados, y aperitivos como quesos. La temperatura ideal para servir entre los 5º a 7º grados.
Además, la firma dispone de Manzanilla, Tintilla reserva,
Moscatel reserva…, más otros productos entre los que se encuentra el Vinagre
de Tintilla, de color caoba con ribetes yodados.
Intensidad muy alta donde resalta el vinagre de Jerez, pero con ciertas notas
de la Tintilla de Rota; como pasas e higos secos. Muy ácido, pero con cierto
dulzor que aporta la uva. Apropiado para ensaladas, vinagretas, macerados e
inclusive recetas que admitan vinagre.
Nuestra sorpresa fue que Laura López Martínez no obsequiara con una muestra de estos vinos que por
supuesto agradecemos enormemente. Algunos conocemos, otros los estamos
degustando poco a poco y lo que también haremos es cocinar con ellos y contar
que nos parece.
No quisimos venirnos sin traernos el Vermut que envasan en garrafas
de dos litros para probarlo con su correspondiente hielo, naranja y sin que
falten las aceitunas de rigor, así nos gusta tomarlo como aperitivo. El Vermut
de Bodegas El Gato en de color rojizo y con aromas frutales, ideal para
consumir a una temperatura de 5º a 7º grados.
¡Hasta la próxima!
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