Vivir en el litoral gaditano, bañado por las aguas
del Océano Atlántico, además de ser una
fortuna, es una ventaja para disfrutar de innumerables especies de pescados y mariscos que llegan diariamente a
nuestros mercados. A pesar de ello, hay muchas personas que confiesan tener
dificultades a la hora de identificar las numerosas variedades, la calidad, o
la frescura de los productos.
“Del mar a la
mesa. Cómo reconocer un buen pescado”, fue el título elegido para la tertulia
gastronómica del presente mes. La coordinadora María Luisa Ucero, invitó en esta ocasión a un experto pescadero
del Mercado Central, Francisco Domínguez Ortega, quien ofreció una
exposición completísima y contestó a todo tipo de preguntas realizadas por un
público encantado de escuchar al ponente, al punto de solicitar su regreso en
futuras ocasiones.
Antes de dar paso al tema del día, la vocal del Ateneo de
Cádiz repasó la trayectoria del entendido pescadero. Paco Domínguez, nació en
una de las plazas más gaditana y alegre de la capital, la Plaza Pinto, conocida popularmente también con el nombre de Plaza del Tío de la Tiza. Sus
primeros estudios los cursa en el Colegio de Educación Infantil y Primaria San
Rafael, llamado en aquella época Colegio El Grupo. De allí pasa a estudiar
Maestría Industrial. Su padre educa a sus hijos en la disciplina “del estudia o
trabaja”, ante tan contundente determinación, Paco decide ingresar en la
Escuela de Salus Infirmorum de la ciudad, donde se especializa como Técnico de
Laboratorio. Más tarde se traslada a la Escuela Naval de la Algameca en
Cartagena, donde consigue titularse como submarinista de averías.
Al completar su formación, empieza a trabajar en Clínicas
Pascual, primero siete meses en el Hospital de San Rafael de Cádiz y luego durante 12 años en la Clínica
de El Puerto de Santa María. Tanto en esta época como en la de estudiante, Paco
compatibiliza sus ocupaciones con la ayuda a su padre en el mercado. Antes de
continuar con su evolución profesional, la coordinadora hace un inciso para dar
a conocer quien fue el padre de Paco Domínguez, entendiendo que de esta manera
se comprenderán mejor otros detalles que además están íntimamente relacionados con
él.
Foto de José Domínguez Ayants "El Tigre", cedida por su hijo Paco Domínguez
José Domínguez Ayants “El Tigre”, fue pescadero del
puesto nº 93 de la antigua Plaza de Abastos y un
profesional muy reconocido tanto en el mercado como en las lonjas de donde se
surtía. Su hijo Paco hereda este popular apelativo con los que son conocidos en
el mercado y para evitar la curiosidad vamos a contar de donde procede el
sobrenombre. José, se queda huérfano de madre siendo un niño. Éste infortunio
unido a que su padre se vuelve a casar, hacen que su carácter sea un tanto
rebelde, por lo que deciden que ingrese interno en un colegio para estudiar.
El chaval, no se habituaba a estar recluido en el centro
y su juego preferido consistía en subirse de un árbol a otro para ver la calle,
buscando la fórmula de sentirse libre.
Uno de los religiosos encargado de cuidar de los chicos, le insistía una y otra
vez para que bajara de las alturas donde lo encontraba. Pero siempre que salía al patio, allí estaba
Pepe encaramado en cualquier lugar, así que le espetaba: ¡chiquillo baja de
ahí… eres un tigre!
Cuando salió de estudiar para trabajar nunca se despojó
del sobrenombre, por el contrario surgieron otros acontecimientos que incrementaron la fama. Paco
Domínguez, recuerda con cariño muchas de las historias de su padre al que
considera su referente profesional y ejemplo como persona; y también de aquel
puesto donde vendía carne de ballena y pescados de cuero.
Foto cedida por Francisco Domínguez Ortega
En su etapa de
adolescente, él y otro hermano iban a
ayudar a su padre, quien para compensarlos y ganaran algún dinerillo para la
semana, les permitía recoger las cajas de maderas de las traíñas. Así que los
dos jóvenes cogían las cajas vacías, las limpiaban y se apresuraban para
llevarlas al muelle antes de que partieran de nuevo las traíñas a faenar. El
encargado de turno las recogía y contaba, pagándoles por cada una que
entregaban entre 20 y 25 pesetas. Así
empezaron a ganar los primeros sueldos que se repartían los dos hermanos y
algún que otro amigo.
Pasado los años, su padre le pide que lleve el tema
contable a otro pescadero y socio suyo, José Ruiz “El Chato”. Él accede y
empieza a ir diariamente al mercado. Un día hace 36 años, Pepe Ruiz le pide que
le eche una mano detrás del mostrador, lugar que no ha abandonado desde
entonces.
Años más tarde se le presentó la oportunidad de
instalarse por su cuenta, dejó el trabajo del hospital Santa María de El Puerto
y aceptó el traspaso que le ofreció la pescadera Dolores Rosillo por el puesto
nº 79 del antiguo mercado y decidiendo finalmente dedicarse por completo a la
pescadería.
Foto cedida por Francisco Domínguez Ortega
En la actualidad continúa su actividad en “La Plaza” que
después de la remodelación, varió el orden de los puestos, ocupando ahora los
números nº 142 y 158. Se ha ganado con esfuerzo, trabajo y calidad en sus
productos, el reconocimiento de una grandísima clientela, pero en especial por
la atención que le dedica al público. Lo mismo los asesora sobre elaboraciones
de platos de pescados en ocasiones especiales, que se ofrece para preparar
personalmente algunas recetas cuando un cliente le confiesa no ser diestro en
la materia.
Su afición por la gastronomía le motiva y cada vez que
tiene ocasión se mete en la cocina para preparar platos peculiares como: la Corvina al huevo, las Albóndigas de boquerones o los Canelones de Merluza. Finalizada la
presentación, la coordinadora de las tertulias, le expresa su infinito
agradecimiento a Paco Domínguez, tanto por aceptar la invitación y participar
en este foro, como por haber compartido
con ella parte de la historia de su vida
y la de su padre. Reconociendo públicamente que es uno de los más prestigiosos
profesionales de la ciudad, contando con unos expositores de pescados que
hablan por sí solos.
Paco Domínguez tras agradecer la presentación y la
invitación para participar en estas tertulias gastronómicas del Ateneo, se
mostró de acuerdo con la coordinadora cuando afirmó que en los mercados de
Cádiz hay muy buenos profesionales, con amplio conocimiento en la materia.
Luego explicó había tenido una reunión previa con María Luisa para conocer los
principales temas a tratar en esta charla-coloquio, comenzando por hablar de la
diferencia entre el pescado blanco y el
pescado azul. Alude al dicho que estos peces se reconocen por las colas: en forma de V para
los pescados azules y recta para los pescados blancos. Pero afirma que la
corvina tiene cola recta y es un pescado graso, por eso considera, es más
exacto hablar de pescados blancos
cuando las especies son sedentarias y viven en el fondo marino o muy próximo al
mismo. No realizan grandes desplazamientos, por ello su musculatura no necesita
una elevada irrigación sanguínea y de ahí el color blanco y brillante de su
cuerpo. Tampoco precisa gran aporte de grasa, suele tener una carne magra con
menos de un 3-4% de grasa, una de las cualidades de estos pescados, entre los
que se encuentran: bacalao, lenguado, rape, merluza, gallo….
En cambio el pescado
azul son las especies migratorias que habitan en aguas muy superficiales.
Los largos viajes que emprenden les obliga a reservar grasa entre un 5-6 % y
sus músculos están muy irrigados, dándole el color rojizo de su carne. Es una
buena fuente de proteínas y de Omega 3. A este género pertenecen: caballa,
jurel, sardinas, anchoas, atún…
Aunque es cierto que cada especie marina tiene su estacionalidad,
la confluencia de las aguas del
Atlántico y del Mediterráneo hace que podamos disfrutar de ellas gran parte
del año, en mayor o menor cantidad. Sí, es conveniente recordar que todos los
animales tienen su ciclo biológico y
existe una temporada al año en que su consumo es más óptimo. Si esto se
respeta, se consigue encontrar el punto más alto en cuanto al valor nutricional
y saludable; por otra parte, preservamos los periodos de reproducción; y por último, podemos adquirirlos por menos
costo al haber una mayor oferta del producto.
La situación de nuestro litoral propicia la abundancia de
gran variedad de productos de calidad, sirva de ejemplo una de nuestras joyas, el atún rojo salvaje de las almadrabas.
Pero también la pescada de “fondón”
(zonas profundas de los caladeros), las acedias
de Sanlúcar, boquerones, sardinas, cazón, gallos, urtas, corvinas,
pez cochino, borriquetes, ostiones, ortiguillas, muergos coquinas, cañaillas,
burgaillos, etc., así podríamos seguir
enumerando cantidad de especies que se mueven en nuestras privilegiadas
costas.
Foto cedida por Francisco Domínguez Ortega
Aludió a la disponibilidad del mero en el mercado, afirmando que se puede encontrar en “La Plaza”
en su momento, invitando a las personas que se quieran pasar por sus puestos,
donde podrán ver y probar si le apetecen el excelente mero, capturado en las aguas
entre Tarifa y Tánger. Reconoce que en la actualidad no suelen llegar a la
lonja tarifeña, debido a que las lonjas marroquíes no son como antes, ahora están
acondicionadas perfectamente, además de no pagar aranceles de aduana y disponer
de un material extraordinario. Además del mencionado mero, rodaballos, urtas y todo tipo de pescados de caña y mariscos, entre
los que nombró las centollas, carabineros, erizos, calificándolos de estar entre los mejores y que llegan con
buen precio porque los marroquíes no suelen consumirlos.
Curiosamente y por el contrario la temporada de rape es muy corta, aparece en cantidad en los meses de abril y mayo, siendo
su momento cumbre para saborear su carne. Resaltó lo sabroso que es su hígado graso
rosado, tanto que podríamos decir que es el foie del mar.
En cuanto a los mariscos, siempre se ha dicho que los
mejores meses para su consumo son los meses que contienen la letra R, esto se aproxima bastante a la
realidad. Se debe a que en la época comprendida entre los meses de mayo a
agosto entran en veda, aunque no es igual para todo el marisco, el nuestros
mares encontraremos infinidad de ellos y cada uno con su ciclo. Con esta
fórmula se protege a las hembras que
están desovando y en general a todos, pues en este periodo sus carnes se tornan
más insípidas y blandas.
Un ejemplo claro lo tenemos con el langostino de Sanlúcar, incluso su caparazón pierde dureza, se dice
que está en período de muda. Significó que existe un estudio encaminado a la
obtención de la marca “Langostinos de Sanlúcar” una denominación de calidad
diferenciada que contempla la Unión Europea y que aportará importantes
beneficios al sector pesquero de la comarca, evitando también se comercialicen
otras variedades con el mismo nombre que induce a la equivocación entre los
consumidores.
Muy nuestro también son la populares galeras. Espectaculares en temporada cuando tienen el coral,
especialmente en febrero. Paco Domínguez dio un consejo para cocerlas, en lugar
de hacerlas con el procedimiento de otros mariscos en abundante agua, es mejor que
empleemos la misma fórmula que cuando abrimos los mejillones. Es decir, emplear
una cazuela amplia con un fondo de agua, no en exceso, y dejar justo el tiempo que
dos falsos ojos que posee en la cola se vuelven rojo, eso es lo que determina
con exactitud su cocción.
A continuación nos habló de las anchoas de nuestro litoral. Se caracterizan principalmente por el lomo
más plateado y tener menos lomo negro que las del norte. Paco Domínguez elogió
nuestras anchoas, aludiendo al sabor más suave y fino, aunque su carne es menos
grasa, estando muy reconocidas, tanto que se está incrementando el precio y son
compradas por las fábricas del norte para prepararlas y posteriormente
comercializarlas enlatadas. Explicó que la anchoa y el boquerón es la misma especie,
los más pequeños son los denominados boquerones y los más grandes las anchoas
que son los que se emplean para hacer las tradicionales conservas, éstas también
son denominan bocartes. En cuanto a
precios existe una diferencia importante, 1 kilo de boquerones ronda en el mercado
unos 3 euros y un kilo de anchoas puede costar entre 12 y 13 euros.
Repasó algunas especies de pescados que antiguamente se
consumían mucho y que ahora son menos demandados, caso del congrio con poca presencia en los mercados de Cádiz, siendo más solicitado
en Algeciras, zonas de Granada y en el Norte, donde se suelen preparar en
distintos guisos. Sin embargo en bares y tabernas del barrio de la Viña es usual pedir tapas de safío, pez de la misma familia, junto a
la morena. Otro pescado muy vendido antiguamente es el pez araña, frito resulta exquisito; sin
embargo, se ha perdido la costumbre de venta en la zona. Este pescado tiene una
aleta plegada en la parte superior, que al sentirse atacado la eleva en forma
de abanico, resultando ponzoñoso, es decir, que contiene una sustancia nociva
para la salud. Solo es tóxico si el pez está vivo, en ese caso se debe
consultar al médico. El verrugato un
pescado recio, se puede ubicar en la familia de la corvina y corvinata… su mejor versión en la
clásica fritura.
Luego, mostró un atún rojo de procedencia Canaria, significando
que estos atunes llegan antes que los de Almadrabas. Tienen una grasa más fina
y buen sabor, siendo muy adecuado para elaborar tartar. Seguidamente enseñó la
imagen de uno de los reyes de la zona el besugo
de la pinta o voraz como se le llama en Tarifa. Destacó la protuberancia
que tiene encima de la cabeza, esa es la grasa que concentra en su mejor época,
junto al brillo de los ojos, el color de
la aleta pectoral, así como su unión y la capa pegajosa, suave y sin olor que
recubre al besugo, denotan que el pescado está en un estado óptimo.
El borriquete
es otro extraordinario pez de la zona de carne blanca, grasa de textura poco
fibrosa y que se abre en lascas como las láminas del bacalao, teniendo
posibilidades de una cocina amplísima: en
tomate, en tartera, guisos y los más pequeños asados. Su cola es en forma
de V, sin embargo está considerado
más un pescado blanco que azul. Hizo referencia a que en tiempo pasado fue un
pescado muy cotizado por los marineros, siendo utilizados para hacer los “en
blancos”, en lugar de merluzas o pescadillas, usados habitualmente por el
aporte de sabor a los guisos que preparaban en los propios barcos de pesca. Sigue
siendo muy valorado en la provincia, aunque en “La plaza de Cádiz” ya no se
demanda tanto. Es un pescado que se ofrece con buen precio al público, entre 10
y 14 euros. Otra variedad que también se consume bastante en Vejer, Tarifa y
zona de alrededores, es la brótola. Un
pescado que tiene guisos exquisitos y hay opiniones que apuntan a que su
fritura es mejor que la de una merluza, con la ventaja que el precio puede
estar en la mitad.
Posteriormente nos habló de los calamares y de aquellos que son conocidos como de poteras. El nombre que reciben es por
el arte de pesca con que son capturados, formado por un sedal con una tira de
anzuelos unidos por la trasera, usando las pequeñas puntas. En el lugar que
vivimos en alguna que otra ocasión habremos visto los barquitos que salen a
pescar de noche y que iluminan el agua,
eso es que van de potera. De esa forma se perciben los brillos que desprenden los
calamares, algunos piensan que es por el fosforo que contiene el pescado y no
es así, es debido a la bioluminiscencia bacteriana para nada es perjudicial,
todo lo contrario es un síntoma de frescura en el cefalópodo. Incluso es recomendable
cuando se va hacer el calamar a la plancha dejarle la piel, pues le aporta un
sabor característico e intenso a calamar. La sal es preferible echarla directamente
en la plancha y luego colocar el calamar,
teniendo en cuenta que se debe hacer vuelta y vuelta, es decir poco hecho, con
el objeto que no endurezca. Si nos excedemos en el tiempo, empezará a consumir
sus jugos y el resultado será una carne más dura y como chicle. Igual ocurre
con los chocos.
Sobre las bocas de
la Isla, extraídas del cangrejo violinista o barrilete, contó que
algunas personas piensan que hay que
matar muchos cangrejos para obtener por ejemplo medio kilo de bocas. Es una
idea errónea, los mariscadores autorizados cogen los cangrejos les quitan las
bocas y lo devuelven a su hábitat, y les vuelven a crecer. La variedad de bocas rusas, son más finas, de mayor
calidad y sabor más acentuado las anaranjadas que las de color más oscuro. Referente a las cañaillas, algunas personas opinan que las verdaderas son las
que no tienen pito o rabito, pero a esa variedad los pescaderos gaditanos las
llaman caracolas. En la zona de Chipiona se mariscan excelentes cañaillas, pero llegan escasamente y son
bastante caras, unos 25 euros el kilo o más. Por el contrario, podemos
encontrar unas italianas, de cultivo y que se cogen utilizando nasas con guano,
estás son más económicas, suelen estar
entre 8 y 9 euros el kilo. Se pueden comer con total tranquilidad porque vienen
depuradas y solo hay que lavarlas muy bien para que no tengan un olor extraño. El sistema de cultivo se impone con moluscos y
bivalvos, lo esencial en estos casos es que traigan consigo la etiqueta de
depuración.
La coquina negra
es típica de la Bahía gaditana, debemos tener especial cuidado con su
etiquetado en el que debe expresar claramente que han sido depuradas.
Estos moluscos son cogidos en zonas de
fango, hábitat natural de estos bivalvos, siendo muy buenas de comer, pero
deben depurarse para que no provoquen problemas de salud. Comparten
protagonismo con las coquinas de Huelva
muy consumidas en la actualidad. Estas son de menor tamaño y de concha rubia. Llegan
muy bien depuradas y no traen arena, su precio está sobre 12 euros el kilo. Son
llamadas también coquinas de pie, se denominan así porque el mariscador que
tiene licencia para ello, va andando y con el pie toca las burbujitas que van
saliendo y si nota el molusco, lo extrae con el rastrillo. De esta forma estos
bivalvos son capturados vivos y al
llevarlos a depurar, sacan las rádulas (especie de lengua) por donde expulsan la arena que contienen.
Sin embargo, si proceden de los barcos de pesca es distinto, al ser capturados por
el sistema de tubo, se extraen los moluscos de una forma forzada y por lo
general mueren antes de la depuración, con lo cual no puede eliminar toda la
arena de su organismo. Además esta extracción se considera contraproducente
porque esquilma todo lo que haya a su alrededor con el consiguiente perjuicio
medioambiental.
Otras especies sobresalientes de nuestro litoral son: cazón,
corvina, dorada, herrera y salmonete. El
cazón de Conil, se nota en la carne,
que presenta marcadas unas estrías de coloración natural al retirarle la piel.
Dispone de un hueso blanquecino anacarado con un puntito abierto, que suelta
sangre, señal inequívoca que el pescado está en un estado de frescura óptimo. La corvina está ahora en plena temporada. En el lomo de
la imagen se observa el musculo de la barriga y la grasa próxima a la piel y el
estómago del pez, solo con verlo se aprecia la firmeza y textura de esa zona. Son
excelentes las corvinas de anzuelos, esto es debido a que se aproximan a la
costa estando bien nutridas de comer caballas, sardinas y otros pescados. En la
foto se puede apreciar en el corte de la corvina, la gelatina en el centro de
la espina, que conserva solo cuando está muy fresca y otro aspecto también
destacable son las infiltraciones de grasas que tienen en la carne. La dorada salvaje es un manjar, aunque ahora también llegan muchos ejemplares
de acuicultura, técnica de dirigir y fomentar la reproducción de peces y
moluscos en las aguas de donde proceden. Este procedimiento no tiene nada que
ver con las llamadas de piscifactorías, criadas en piscinas. Las de acuicultura
al cocinarlas tienen un magnifico olor, siendo excelentes de comer y menos
pesadas al tener menos grasa. No quiere decir que las de piscifactorías sean malas,
pero teniendo la oportunidad de adquirir éstas, pues mejor, y por supuesto,
aprovechar la ocasión cuando veamos un ejemplar salvaje.
La herrera es
un pescado excelente para asar, gana mucho a la parrilla como antiguamente,
consiguiendo una carne blanca y de gusto intenso en el paladar. Junto al salmonete, son pescados con más sabor a mariscos y a
mar.
Las huevas frescas son un alimento con alta cantidad de
proteínas, fósforo, vitamina E, B1 y B2, siendo muy beneficioso para el
desarrollo muscular, por lo tanto, su consumo es muy recomendable durante la
infancia, la adolescencia y el embarazo, etapas que se precisan mayor aporte de
nutrientes. Ahora bien, las personas que tengan alto los niveles de colesterol
en su sangre deben evitarlas o consumirlas con moderación.
Además de las excelentes huevas de bacalao y merluza, existen
diferentes variedades como las de atún, pez San Pedro y otros pescados. Se
pueden comer fritas, cocidas y aliñadas, a la plancha, etc. Las huevas es
conveniente envolverlas en un paño blanco limpio para cocerlas, debiendo
ponerlas en un recipiente con agua fría y sal, a fuego lento hasta que
empiece a hervir, así se evita que se abran; medio kilo de huevas, necesita
unos 15 minutos de cocción a partir de romper el hervor. Una vez frías, se
sacan y secamos con papel absorbente y ya las tenemos listas para consumir o para
congelarlas y usarlas cuando queramos. Facilitó una fórmula que él usa y aconseja
a los clientes, cuando le comentan que las huevas se le rompen con facilidad. Consiste
en envolver individualmente cada hueva en papel film, dándoles forma de
embutido. También se pueden cocer y poner algo de peso encima, quedando muy
aplanadas, luego se congelan. Cuando apetezca un aperitivo se sacan, se cortan
finamente y se aderezan con un poco de aceite de oliva virgen extra. Este tipo
de huevas se comercializan ya preparadas.
Hubo numerosas intervenciones de los asistentes, una cuestión
que suscitó especial atención fue la duda existente sobre el anisakis. Paco
Domínguez explicó que era un parasito de las especies marinas conocido desde
hace mucho tiempo, pero que sí es cierto que ahora hay un mayor consumo de pescado
fresco crudo. Existen dos problemas
diferentes: uno la parasitosis, que provoca síntomas intestinales variando el
daño en función del paciente y la alergia o anafilaxia que puede resultar de
mayor gravedad.
Si queremos comer el pescado crudo, para quedarnos tranquilos
y evitar problemas, lo mejor es congelarlo entre 24 y 48 horas antes de
consumirlo y a una temperatura de menos 20º, hoy día se consigue por lo general
en los congeladores de las casas. Este tratamiento es efectivo para los casos
de boquerones, anchoas, sardinas en vinagre
y marinados en ajoaceite, o los tartar, sashimi, tataki, carpaccio, tiraditos,
etc. La otra recomendación es cocinarlos por encima de los 60º, así se evita
todo tipo de problemas de salud. Por lo tanto cuando vamos a preparar el
pescado al horno, frito o guisado, no tendremos ningún inconveniente, puesto
que superará la temperatura recomendada por la legislación sanitaria vigente.
Preferentemente se deben utilizar bolsas de plásticos
para congelación o papel film bien cerrado. El papel de plata no es bueno para
la congelación, quema los alimentos.
Por último respondió sobre la penga y la perca, estos
pescados de río que llegan de Vietnam y de Namibia respectivamente. Según
algunas informaciones estos pescados tienen una cantidad alta de pesticidas y
metales pesados. Domínguez Ortega citó los estudios realizados por la OCU (Organización
de Consumidores de España) que dicen que después de comprobar los diferentes
aspectos, concluyeron que no supone un riesgo inmediato para la salud, pero
recomiendan no consumir estos pescados más de una vez por semana. La opinión
generalizada fue que lo mejor, teniendo
la variedad, calidad y frescura en el litoral gaditano, es optar por nuestros
productos.
Para finalizar, decir que no hemos podido plasmar todas
las opiniones y sugerencias ofrecidas
por este grandísimo profesional, para no hacer interminable la crónica. Quedan
bien guardadas en nuestra alacena gastronómica. Habrá más oportunidades de
hablar de los innumerables alimentos que nos ofrece el mar y por supuesto, será
un placer recibir en otra ocasión a un pescadero de la talla de Paco El Tigre y
tan estupenda persona, al que estamos profundamente agradecidos.
Asimismo, expresar nuestra gratitud a nuestros contertulios y amigos, es una
satisfacción contar con vuestra participación y la aportación de vuestros conocimientos gastronómicos.
Volveremos con más tertulias el próximo curso. Gracias a
todos.
Magnífica ponencia que demuestra lo interesante y necesario de conocer nuestros pescados, su origen, calidad y temporalidad. Y para ello, nada mejor que traer al Ateneo a un experto pescado como Paco Domínguez. Gracias.
ResponderEliminarQuerida amiga Charo, gracias a vosotros por la asistencia, por la participación y por el entusiasmo que me tansmitís. Todo ello, me ayuda para continuar con las tertulias y seguir invitando a personas, que como Paco Domínguez, tu misma y otros muchos, estáis dispuestos ha comparir vuestros conocimientos culinarios en el Ateneo de Cádiz. Un fuerte abrazo.
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