El 29 de marzo atendiendo la
convocatoria del I Concurso Mundial de Relleno de Empanadilla Confinada, realizada por nuestro ínclito
amigo Pepe Monforte Ariza, presenté las Empanadillas de queso cremoso, gambas y pimientos confitados., entendiendo que eran una buena propuesta para poder optar al
ansiado trofeo en esta liga de campeones, ahora que el llamado deporte rey,
está en un extraño periodo de descanso. En sustitución unas buenas empanadillas
bien rellenas pueden ser las reinas de un aperitivo, primer plato o acompañadas
de una buena ensalada hasta plato único, que en época de cuarentena no estamos
para coger peso, acordaros que luego tenemos que meternos en el bañador.
Pero, resulta que el “partido”
tiene prórroga y hay que seguir “jugando”, así que me fui al frigorífico y mis
ojos se fueron hacía el paquete con cinco obleas que quedaron hace unos días,
perfectamente sellado y listo para consumir. En casa no se tira nada, nos
inculcaron aquello de la cocina de aprovechamiento y lo llevo a rajatabla,
porque bien pensado es una pena desechar alimentos aptos para su consumo y
además no es tiempo de muchas compras, que como dice mi vecina hay que salir lo
sucinto.
INGREDIENTES EMPLEADOS:
Obleas, como
he referido eran poquitas de las que quedaron, pero si quieres hacer la masa en
casa no lo dudes y ponte a ello. Por cierto, además de pasar un rato entre
harina (por si acaso llama el cartero dos veces) amasar ayuda a pasar el tiempo
y relaja.
Media
pechuga de pollo de hacer caldo, si tiene un poco de carne, pues
también se aprovecha.
Pisto
o tomates fritos, usé
pisto que me había quedado del día anterior.
Cebolla.
Una
hoja de laurel.
Un
poco de vino blanco, de
esta bendita tierra, que según dicen alejan los virus.
Naranja
confitada (Tenía
unas cuantas tiritas) y pensé esto es los mejor que le viene al relleno, pues con
el tiempo que permanecemos en casa, estamos pasando de estar confinados a
estar confitados. Y entre los pimientos del otro día y las naranjas, pueden
pasar a ser una especialidad de la casa. Además, con estos toques innovadores, transformamos
la ropa vieja en ropa de última moda.
Un
puñado de piñones, si
es de La Breña, mejor que mejor. ¡Esos eran los míos!
AOVE.
Sal.
Nota: Las cantidades del relleno será dependiendo de las empanadillas
que vayamos a elaborar.
VAMOS
A PREPARARLAS:
Ponemos
la sartén con un poco de aceite y echamos las cebollas cortadas muy menudas y
la hoja de laurel. La dejamos a fuego medio con el objeto que se ablanden sin dorarse
en exceso. Una vez en su punto le añadimos el pollo y la carne troceada. Dejamos
que se rehoguen un poco y agregamos sal, pimienta y un poco de vino, subiendo el
fuego hasta que se consuma el exceso de líquido, entonces es el momento de
echarle, el pisto o el tomate en su defecto. Como se puede comprobar es una elaboración
similar a la ropa vieja.
Mientras tanto cortamos
en cuadrados muy pequeñitos la naranja confitada y preparamos los piñones, si
queremos darles un tueste ligero, se potenciará el sabor.
Una
vez lista nuestra ropa vieja, la vamos a dejar escurrir en un colador
para que no tenga líquido que pueden estropear el relleno y el aspecto de la
empanadilla.
Preparamos
las obleas, dejándola encima del papel parafinado que nos facilitará a doblarlas con mayor precisión. Ayudados con una cuchara pequeña colocamos el relleno y repartimos en
cada una, unos trocitos de la naranja confitada y unos cuantos piñones.
Doblamos
las empanadillas, retiramos el papel de la parte superior y sellamos con un
tenedor haciendo presión.
Para terminar, como comentamos en la receta anterior se pueden freír
en abundante aceite hasta que estén doradas o bien batir un huevo y ayudados de
una brocha de cocina pintarlas por la superficie. Mientras tanto calentamos el
horno y luego las introducimos en una placa, colocándolas sobre papel de horno
y las dejamos hasta que obtengan un bonito color dorado.
Si
se fríen, debemos colocarlas en papel absorbente para evitar el exceso de grasa,
antes de servirlas. Prácticamente quedan bastante secas.
SUGERENCIAS:
Si
no tenemos naranjas confitadas, está el recurso de comprar en una pastelería (cuando
sea posible) suelen conservarse bien por un tiempo. De todas formas, aconsejamos
probéis las caseras que son excelentes.
Si
os sobra relleno será estupendo, pues podéis probar una tortilla que os va a
sorprender gratamente. No he puesto la imagen, porque cuando me di cuenta ya me
había comido la mitad. ¡Oh! Prometo hacerla otro día y subir la fotografía.
¡No dejéis de hacer ambas cosas!
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