Hemos hecho alguna
vez referencia a las ventas, sitios con tradición e historia. En las décadas de
los 70 y 80 su papel varió, debido al crecimiento masivo del automóvil en
la sociedad. Surgieron muchas como lugares de esparcimiento de los fines
de semana, donde la familia completa se sentaba a comer y luego los adultos
disfrutaban de una agradable sobremesa, mientras los niños correteaban por el
campo y se subían en los columpios. Años después ha habido cambios importantes
en la forma de entender la gastronomía, variados estilos con el objeto de ofrecer
al público diversidad y que elijan según sus apetencias, aunque solo se afianzan
los mejores.
Durante este
movimiento, las ventas durmieron una ligera siesta hasta que despertaron con
brío, posiblemente las claves son varias aunque podemos destacar dos causas
puntuales del regreso de clientes a estos populares establecimientos. Por una
parte, los aromas y sabores de casa, de las comidas hechas por las abuelas y por
las madres, ciertamente gusta y mucho, pero no todos cocinan en casa; por otra,
los venteros se han espabilado y se han puesto al día ofreciendo, además de
platos tradicionales, productos de calidad, salones agradables que conservan el
aire típico, mesas vestidas con manteles y servilletas, vajilla, cristalería y
cubertería adecuadas, más un servicio cercano.
En la Venta Aurelio podemos encontrar esto y
mucho más. Empezaremos diciendo que pertenece a la alegre localidad de Chipiona
y como no podía ser de otra manera se ubica en una carretera, concretamente en
la A-480 Jerez- Chipiona, Barriada
Montijo, 12. Aunque al pronto pueda parecer complicado llegar, la
encontramos rápidamente con la ayuda del GPS, quedando gratamente sorprendidas nuestras
compañeras del Grupo Gastronómico El
Almirez: Ángela Gallego, Pepi Relinque y Encarna Lozano, al igual que
nosotras. Observamos también que a medida que nos acercábamos hay carteles
anunciadores, no obstante si alguien duda, facilitamos el teléfono para
reservar o preguntar 956 38 94 73.
Sobre las dos de la
tarde acudimos a la cita que gentilmente nos habían efectuado la familia de la Venta Aurelio, a
través de las compañeras de blog Pilar
Ruiz Rodríguez Rubio y Lola López. Fuimos recibidas por Pedro, quien nos acompañó a la mesa situada en el “Rincón del Arte”, un
espacio decorado con fotos de toreros, barrilito de vino de la tierra y una
figura de la Virgen del Rocío. Antes de sentarnos, realizamos un pequeño recorrido
por el local que cuenta con varios comedores, los cuales se llenaron poco a
poco y donde no faltan las imágenes de la chipionera más universal, Rocío
Jurado.
Cuando tomamos
posesión de nuestro sitio, empezamos a descubrir detalles que diferencian unos
lugares de otros: el menú personalizado para “Bloggers”, fechado en el día de
la visita, los paquetitos de picos envasados para la casa, el pan protegido en
bolsa de papel y con una atractiva leyenda sobre el “Pan de la Noche”
explicando los distintos momentos de su elaboración.
Lógicamente lo
primero que ofrecieron fue la bebida, y nos dividimos entre cerveza y
Manzanilla Gabriela de Bodegas Miguel Sánchez Ayala de Sanlúcar de Barrameda, una
manzanilla clásica de uva Palomino y servida en su punto de temperatura. ¡Qué
bien se cría este vino en la tierra!
A partir de ahí
empezaron a traer los platos que compartimos, como antes hemos referido comida
clásica, la de toda la vida, sin sofisticación, aunque muy bien elaborada. En
el primer tramo degustamos: Salpicón de mariscos, Pimientos
asados en carbón de encina, y Calamar relleno de huevos de choco y
langostinos. Tres entrantes fríos bien aderezados y muy apetecibles.
Destacamos el calamar que en esta versión de relleno se sirve en frío, cortado
en rodajas y acompañado de una salsa mayonesa por si se desea darle un toque.
La verdad es que no hace falta, por el importante sabor a los productos frescos
del mar y por estar recién elaborado.
El siguiente trecho
estaba compuesto por una de las estrellas de la casa: Berza con pringá, receta
que se guarda como oro en paño desde que la primera cocinera que tuvo la venta,
allá por el año 1965, la empezara a cocinar y su marido la recomendara al
público. Con el paso de los años se han ido sucediendo la familia, pero desde entonces se elabora esta receta de la misma manera. El otro primer plato
también muy característico de nuestra zona, Carrillada ibérica en salsa, la
carne bien guisada y acompañada de patatas fritas de las de verdad, que para
eso tenemos muy cerca unas papas extraordinarias. En este punto cambiamos de
vino, el elegido por unanimidad fue el Tinto de la Tierra de Cádiz, Petit Forlong
de la bodega ecológica Forlong, un vino elaborado a partir de variedades de
uvas Syrah, Merlot y Tintilla de Rota y envejecido en barricas de roble.
Otro ramal nos
llevaría a los segundos platos que en este caso fueron: Croquetas de corvina, Cazón
en tomate y un Arroz de mariscos que había acabado
de salir y quisieron que lo probásemos. Todo sabroso y el arroz en su punto y
rico, pero tenemos que resaltar de forma muy especial el tomate frito donde
estaba metido el cazón… ¡espectacular! El calificativo es ganado a pulso de
espumadera, porque es el tomate hecho al “potopó”, con mucho tiempo al fuego,
en su punto de espesor, color y sabor, realmente fuera de serie. Desafortunadamente
lo encontramos pocas veces en la hostelería en general, sin duda es más fácil y
ligero abrir una lata, pero cuando pruebas un tomate así, es inolvidable. Al comentárselo
a Pedro Sánchez, nos contó que muchos clientes lo demandan para llevarlo a casa,
explicándonos que cuando pueden, hacen fritadas grandes de tomates para embotellarlo
(sí, sí…en botellas de litro y medio) y así poder atender a las personas que
tienen un interés especial en adquirirlo.
Entre sabores de
siempre, buenos vinos, alguna que otra información, charla compartida entre
buenas amigas, alcanzamos el último punto de nuestro recorrido, el postre. Con
el fin de que tuviésemos la oportunidad de probar varios, compartimos una buena
Tarta
de queso, una rica Tarta de chocolate y galletas con
un toque personal y Arroz con leche de los que te transporta a golpe de cucharada a
tu niñez más feliz, por su aroma a canela, su punto de cocción idóneo y su
textura cremosa. Una forma ideal de terminar una comida.
Y para finalizar la
foto de las componentes que han representado al Grupo Gastronómico El Almirez
y Cocinando
al Potopó con parte del personal que conforman la Venta Aurelio y que nos
facilitaron una jornada gastronómica placentera. Felicitamos a Daniel Castro Tirado, tercera generación de la familia Tirado Caro, por su labor al frente de los fogones, agradeciéndole a él y a todo el equipo la profesionalidad y el esmerado trato.
Muchas gracias por
vuestra atención, volveremos para probar otros platos de temporada, entre ellos
caracoles y cabrillas, nos consta que sois especialistas. ¡Hasta pronto!
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