Hemos visitado hace unos
días los viñedos y las instalaciones de Bodegas Primitivo Collantes en Chiclana de la Frontera. Todo un
privilegio al realizar el recorrido guiados por el joven Primitivo, cuarta
generación de esta familia bodeguera, no solo por su particular agrado y
simpatía, sino también por saber transmitir parte de sus muchos conocimientos sobre
el complejo mundo del vino.
Nos mostró la bodega de crianza, donde se elaboran los vinos y vinagres, utilizando solo uvas de los viñedos propios. La limpieza extrema, la puesta a punto de la maquinaria, los inmensos depósitos abiertos… anuncian que todo está dispuesto para recibir la cosecha de la temporada.
En pocos días entrarán miles y miles de granos de uva de donde se obtendrá el mosto que es sometido a una fermentación controlada para obtener el vino del año.
Luego iniciará su crianza biológica,
llamada velo de flor, mediante el sistema de criaderas y soleras. Las botas con
velo de flor, irán marcadas con las iniciales C.V. En estas barricas de madera
de roble americano, envejecen los vinos Finos y Moscatel por un periodo mínimo
de cuatro años, en el caso de otros generosos como Amontillado, Oloroso o
Cream, entre diez y doce años.
Tras la fase final,
clarificación, filtración y frío, serán embotellados y etiquetados para su comercialización
y consumo.
Los tapones de corcho permiten
una mejor conservación y envejecimiento del vino en la botella.
En la bodega se cría, se protege
y se mima el vino, pero no menos importante es el cultivo de las vides en
tierras de albariza; el cuido de las cepas desde que comienzan a brotar hasta
después de la vendimia, es decir siempre; la recolección de racimos a mano,
además de otros factores naturales como la temperatura, la proximidad del mar
con estos pagos, etc. Todo ello, propicia estos excelentes y representativos
vinos de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry.
La uva Palomino Fino acapara
la mayor parte de las extensiones de los viñedos Pozo Galván, El Inglés y
Matalian, propiedad de la empresa.
La uva Moscatel ocupa el resto
de la extensión, empleada principalmente para los vinos dulces de la Bodega.
Después de visitar las
instalaciones, pasear entre viñedos, ampliar conocimientos enológicos y disfrutar
de una hermosa puesta de sol, quedaba rematar la faena y nada mejor que hacerlo
con Viña Matalian, el vino blanco joven de Bodegas Collantes, ¡Por la vendimia!
Oscureciendo nos alejamos, dejando
el campo con su calma habitual, con las cepa cargadas de racimos de uvas y
dispuestas para la recolección. ¡Que empiece la fiesta!
Nuestro agradecimiento a Primitivo Collantes.
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