Hay
días maravillosos e inolvidables y éste que vamos a contar es uno de ellos. Una
visita a la localidad gaditana de Vejer
de la Frontera, hermoso pueblo con reminiscencias árabes, bonito donde los
haya, prueba de ello es su reconocimiento como uno de los más más bellos del
país y recientemente integrado como
miembro de la Federación Internacional de los “Pueblos más bonitos del mundo”. ¡Ahí es nada!
Salimos
temprano para llegar sobre las 9:00 h. al punto de encuentro, la Venta Pinto, un clásico de la Barca de
Vejer para desayunar las tostadas maxi (son como las larguísimas faldas que
llevan ese nombre, pero en pan) y dan juego para cortarlas en trozos y untarla
con todo los sabrosos productos de la casa: manteca “colorá”, blanca de lomo,
de hígado, aceite de oliva virgen extra… y acompañarlas con un café o dos,
depende las necesidades de cada uno para no engolliparse. Ese día, mejor no
pensar en colesterol, engordes y demás inconvenientes, que luego tenemos la
semana completa para depurar.
Poco
a poco íbamos llegando los amigos y componentes del grupo: Ángela Gallego, Pepi Relinque, Merche Tejuca y Encarna Lozano,
representando al Grupo Gastronómico El Almirez; José Francisco Arriaza del blog Yo en el campo y tú en la cocina
y más vejeriego que las Hazas de la Suerte; Pilar Ruiz Rodríguez Rubio del
blog Aprendiendo
a Cocinar; Lola López del blog La Fritada; Charo Barrios y Antonio
Vizcaíno del blog Come en casa; Virginia Miller del
blog Discover
Sherry, Nieves y Arturo,
miembros de Sherry Explorers, más la
representación de nuestro blog Cocinando al Potopó.
Después
de tan suculento desayuno nos dirigimos a realizar la primera visita a Suralgas,
(Pol. Ind. Cañada Ancha, parcela I-19) única
empresa dedicada a la comercialización de las algas en Andalucía y que se
recogen en varios lugares de la provincia gaditana. Allí nos recibió Consuelo Guerra, conocida por nosotros
debido a su participación hace unos años en una de las tertulias gastronómicas
sobre estos productos en el Ateneo de
Cádiz, quien nos informó de la evolución desde que se iniciara en este
campo y los cambios producidos hasta llegar a estas instalaciones, donde
trabaja en la actualidad con un nuevo equipo de profesionales.
Con
su habitual soltura nos explicó el proceso de las algas, desde su recolección
hasta el envasado para su venta, pasando por un proceso manual de selección,
limpieza, pesado y preparación. Las propiedades saludables de las algas y sus
peculiares matices en sabores, hacen que cada vez tenga más presencia en los
restaurantes a los que ésta empresa provee. Pero ella quiere ir más allá, y
manifiesta que son estupendos ingredientes, sin dificultad para cocinar en
casa.
En Suralgas se venden principalmente: Salicornia, conocida como almajo, armajo, sapina, espárrago de mar… prácticamente las hay en todas
las estaciones del año. Se utiliza como guarnición, decoración de platos o
ingrediente para preparar revueltos, salteados y guisos; Ogonori rojo, llamadas en
Cádiz carrasquillo, su temporada principalmente
es en primavera. Nacen en el fondo de los esteros lo que le da un potente sabor
y sorprenden en la boca por su cualidad crujiente. Combina muy bien con
pescados azules, debido a que aligera sus grasas.
Lechuga
de mar, presente
durante todos los meses. Consuelo apunta a elaboraciones como raviolis,
ensaladas o para envolver alimentos a modo de papillote, saquitos etc.; Aonori,
denominadas también pelillos o cinta
verde, su mejor época en los meses de lluvia, es decir entre diciembre y abril.
Son adecuadas para ensaladas, añadirlas a guisos, arroces, rellenos para
empanadas, tortillas, buñuelos, croquetas… inclusive son ricas simplemente
rebozadas en tempura. Codium o Ramallo de mar, son las
conocidas algas que de niños nos poníamos a modo de pelucas cuando íbamos a la
playa. Su temporada es corta entre los meses de julio a septiembre, es adecuada
para consumirlas en aliños, salpicones o acompañando a sashimis, tatakis,
tartares o ceviches. Por su cremosidad y sabor es ideal para arroces, fideuá y
guisos marineros.
Las
algas se comercializan en formatos diferentes: frescas, en salazón y como
condimentos, presentadas en envases de cristal como especias, sal y plancton de algas. Todas llevan un etiquetado con la
trazabilidad del producto: zona de recolección, denominaciones comerciales y
científicas, peso, método de producción, modo de presentación, fechas,
etc.
A
continuación nos dirigimos a la fábrica de cerveza ecológica Besaro,
pero antes se incorporó al grupo la Técnico de Turismo de Vejer (www.turismovejer.es), Isabel Romero, que a partir de entonces
ejerció como guía excepcional, una auténtica fortuna para nosotros contar con su
compañía, sus explicaciones y su excelente trato a lo largo de toda la jornada.
Empezó por presentarnos a Ricardo Torres,
uno de los tres socios de la empresa cervezas Besaro, nombre elegido por la denominación de la población en
la época prerromana.
Ricardo
detalló que para la elaboración de esta cerveza artesanal emplean agua de los
manantiales de Santa Lucía, malta de cebada y lúpulo procedente de cultivos
ecológicos traídos desde Alemania o de
la República Checa y a estos ingredientes de calidad, se le añade una cuidada
elaboración, consiguiendo una cerveza especial, diferente a otras y muy
agradable al paladar, sin pasteurizar, ni añadir estabilizantes.
Las
instalaciones ubicadas en el polígono Cañada Ancha de Vejer, disponen de la
maquinaria precisa para la elaboración: máquina de cocción y filtrado, tres
fermentadores con capacidad de producción de unos 600 litro y una
embotelladora. La elaboración tiene tres importantes pasos: maceración y
cocción, en esta fase se le agrega el lúpulo; fermentación con levadura no
pasteurizada a una temperatura de 20º a 22º. En este proceso, la levadura
interviene convirtiendo el azúcar en alcohol y tras la decantación se le añade
azúcar de caña, produciendo el carbónico natural. Una vez embotellada se producirá
la segunda fermentación.
A
parte de los barriles de 30 litros, la cerveza Pale Ale, la típica rubia se
envasa también en botellines de tercio y en elegante botella negra similar a la
del cava y con una capacidad de 750 cl. La Irish Red, conocida también como
cerveza negra, solo se envasa en tercios.
Después
de la visita degustamos ambas cervezas diferentes entre sí, pero de muy buen
sabor. Ricardo quiso puntualizar que no están filtradas y por lo tanto suelen
contener sedimentos, por ello es conveniente mantener los envases en posición
vertical y a la hora de ser servida dejar en la botella un resto, así
conseguimos un color claro y el paladar suave que la caracteriza. No obstante,
luego probamos el final de la botella y aunque se enturbia y el gusto es
diferente, se puede tomar perfectamente, tanto es así que hay personas que les
encanta de esta manera, por el característico punto amargo de la cerveza.
Con
el agradable regusto de las cervezas Besaro nos trasladamos al Pago de Patría,
donde pastan el ganado de Cárnicas Hnos. Mongar, especializados en la cría de la selecta ternera de la
Janda. Nos recibieron Manoli Mongar y
Eduardo Mugar, propietarios de la ganadería, haciendo gala de su hospitalidad.
Se
sumó Paco Melero, un gran
profesional comprometido en la comercialización de las carnes de la Janda, así
como de chacinas que elabora con gran maestría: butifarra, chorizos,
longanizas, salchichones, morcillas, chicharrones o su célebre lomo en manteca…
todo esto y otros muchos productos de la tierra como buenos quesos, vinos, aceite, etc., podemos encontrar en la Carnicería
Melero, C/ Juan Relinque, 22 (Peatonal) Telf. para encargos 956 450 304 (carniceria.pacomelero).
La
gran apuesta es realizarlos con ingredientes naturales y diferentes especias
para ofrecer productos de categoría. Paco además es de estas personas que se
implican con su pueblo, con la gastronomía y las gentes, habiendo llegado a
crear una tarta diferente a todas las que podemos encontrar en el mercado, nada
dulce, todo exquisiteces del cerdo y llamada “Tarta cochina”, así que en la finca de Eduardo y Manoli, nos
agasajaron con estos sabrosos y exquisitos aperitivos, acompañados con Cream
Arrumbaó de Manuel Aragón S.L. de Bodegas Sanatorio y un buen tinto Sonrisa,
elaborado con Tintilla de Rota de la Bodega Etu-vinos de Vejer.
Después
de tan suculento tentempié un saludable paseo por el campo para ver de cerca el
ganado en su medio natural, entre los pastos donde viven y se alimentan las
reconocidas reses de La Janda. Nos contaron estos excelentes ganaderos que esta
ternera se obtiene con el cruce de la raza retinta, limousine o charoláis, describiéndonos
las características de cada una y las bondades de sus carnes. La experiencia
con el ganado y la posterior comprobación en los distintos cruces, les confirmaron
que el cruce favorece la calidad de estas terneras pues, además de conseguir el
buen sabor de la raza retinta, las otras variedades aportan que las carnes sean
más tiernas.
A
esta visita se unieron Jesús Recio y
Tamara Cansino los dos jóvenes que
regentan el Restaurante Valvatida y donde nos dirigimos para comer.
Foto: Pilar Ruiz Rodriguez Rubio
Una
vez en el local nos situamos en el piso superior. Tamara se ocupa de la
atención al público pero es justo decir que de una forma cercana, pendiente de
los detalles, no solo sabiendo lo que lleva entre manos sino que además conoce
la cocina de Jesús paso a paso y si le preguntas, te responde con una
amabilidad fuera de lo común, contando lo que deseas saber sobre cada plato.
¡Eso es de sobresaliente! porque no todos los profesionales de sala están
preparados para explicar los ingredientes y la elaboración de las recetas, ya
era hora que en nuestra tierra también se tomara conciencia de la importante
labor de atender al público.
El
cocinero de Valvatida se formó en la Escuela de Hostelería de Cádiz y ha
adquirido experiencia en diferentes establecimientos hosteleros de prestigio.
Es creativo en la presentación y elaboración de sus platos pero sin perder de
vista las raíces culinarias, por eso él define su cocina como “rural” y aporta
un lema a su clientela: “Tú dame la oportunidad, que yo me encargo de que
merezca la pena”. Y consideramos que sí es merecedor de sentarnos y dejarnos
llevar.
Empezó
el desfile gastronómico con un vermut de Bodegas Sanatorio de Chiclana, que
introducen en barrica para darle cuerpo, preparándonos la boca para la llegada
del Salmorejo
marino, elaborado con tomate verde, aguacate, salicornia, polvo de
algas y ataviado con la exquisita mojama de atún de Barbate, cortada en tiritas
pequeñas.
El
segundo pase, unas papas de Sanlúcar vestida de Ensaladilla y hechas al
estilo de las papas “arrugas” Canarias, 45 minutos de cocción a fuego bajo,
arropadas con jamón picadito, gambones, pulpo y alioli de algas, tocada con una ramita de
salicornia.
El Solomillo de ternera de La Janda llegó en forma de deliciosa tosta, marinado con mostaza, soja, alcaparras, pepinillos y cebollinos.
Dice
el refrán: “El que con verde se atreve por guapo se tiene”, pues ese fue el caso
del Gambón
envuelto en lechuga de mar, frito y con mayonesa de pepino. Otro rico
bocado.
La
estrella de la zona, el atún rojo de almadraba, posó en una Ensalada
de atún picante, en su máxima expresión de la naturalidad, es decir
crudito; aunque marinado en soja, salsa
de chile dulce y pimentón de la vera picante, macerado unos dos minutos y el
resto se complementaba con una emulsión con aceite de oliva, cebolletas tiernas
verdes, almendras laminadas y sésamo. Los platos de contenido marino estuvieron
maridados por un vino blanco de la Bodega
Forlong.
El
reconocido modelo de nuevo subió a la pasarela, esta vez vestido de Ravioli
de ventresca de atún de almadraba con salsa boloñesa de mojama, un
guiño a la tradicional receta barbateña: Mojama con tomate.
Dos
acreditados famosos de los desfiles culinarios exhibieron junto sus mejores
galas, un Arroz con molleja y boletus, confeccionado con detalles de lujo:
tallitos se setas, clavo, queso de la tierra de Cádiz, aceite de oliva virgen
extra de Vejer y foie rallado. ¡Vaya, vaya!
La
prestigiosa “Top model” de La Janda, se exhibió como Aguja de ternera de la
ganadería Mongar, mojada previamente en soja y planchada al punto, haciéndose acompañar
por una ensalada de rúcula, queso semicurado de oveja de la Sierra de Cádiz “El
Gazul” y perfumada con vinagreta de naranja y aguacate. Otra
interesante apuesta. Las carnes estuvieron acompañadas por tinto Assemblage
de Bodegas Forlong.
El
colofón vino de mano de la Torrija de leche con crema de cardamomo,
acompañada con un tinto dulce Manuel Aragón de Bodegas Sanatorio.
¡Inconmensurable postre!
Una
gala de categoría la ofrecida por Jesús Recio y Tamara Cansino. El broche de
oro lo puso de nuevo el gran Paco Melero que nos obsequió a todos los presentes
con delantales de su carnicería donde luce en todo su esplendor la ternera de
La Janda y para inmortalizar este momento una instantánea con el mejor photocall posible, un bonito rinconcito
del encantador local. En la foto salimos todos, los no visibles están detrás de
las cámaras como expertos paparazzi.
Después
del exceso no teníamos más remedio que dar un gran paseo por el preciosos
pueblo de Vejer, eso o venirnos para Cádiz andando. Optamos por lo más adecuado
seguir a Isabel Romero y ver la localidad a través de sus conocimientos. Calles
estrechas y alargadas, callejuelas blancas y arcos en puertas de acceso a la
población, murallas almenadas…la pausa en el lugar, la ausencia de sonidos nos
transportan a un pasado lejano que Vejer y sus habitantes han sabido mantener
en el tiempo.
Al
volver una esquina un mirador nos alegra la vista con una atractiva panorámica
de la localidad y allí vigilante una cobijada.
Se cree que estas mujeres cubiertas completamente con un manto de color negro
que dejaban solo un ojo al descubierto, pueden tener origen musulmán. El traje
típico lleva enaguas blancas con tiras bordadas, blusa blanca de encajes, saya
negra sujeta a la cintura y un manto negro que cubre totalmente el cuerpo. Esta
costumbre fue prohibida en varias ocasiones a lo largo de la historia al pensar
que bajo ese atuendo se podía cometer delitos. En algunas festividades hay
mujeres que recuperan la tradición, poniéndose la antigua vestimenta.
Después
nos condujo hasta la calle Juan Bueno, donde don Ángel Tinoco tiene una
magnífica colección de radios antiguas, acumulada a lo largo de su vida casi 600
aparatos. Todas ellas funcionan y es que desde pequeño los receptores de radio
han sido una afición, no solo tenerlas también reparar las que no sonaban, y
aún se dedica a ello. Don Ángel para dar mayor realismo al momento nos puso
algún fragmento de los nodos antiguos y noticias de radio, así como anuncios
del ayer, entre ellos la repetida e inolvidable canción del Cola cao…”yo soy
aquel negrito del África tropical…”
Con
la sonrisa provocada por los soniquetes de las canciones populares que habían
aflorado en nuestra memoria, nos dirigimos al siguiente destino: El Castillo.
Pudimos entrar y conocer un poco de su historia y hasta subir a la parte
superior y disfrutar de hermosas vistas del entorno. A la salida nos
apresuramos porque íbamos ajustados de hora y allí encerraditos quedaron dos
compañeros que soñaban con ser moradores de un castillo, aunque la
fantasía fue breve porque los echamos en
falta y enseguida fuimos al divertido rescate. No faltó de nada, hasta las risas
estaban incluidas en el día.
Nos
apresuramos para llegar al Museo Municipal de Costumbres y Tradiciones, situado
en el Convento de las Monjas Concepcionistas. Allí nos recibió la guía del
museo, María José, que pacientemente nos había esperado pues sabía que íbamos con
un poco de demora. Nos informó con gentileza sobre su creación y la exposición
de enseres y aperos relacionados con las labores del campo y oficios de siglo
pasado; también nos mostró el tradicional traje que tienen expuesto de la
cobijada o “cobijá” y el bombo que aún se usa para el sorteo de las Hazas de la
Suerte, entre otros elementos.
Nos
dio tiempo de recorrer otras calles más, ver el exterior de alguna bella
iglesia hasta llegar al Hotel V que visitamos gracias a una nueva gestión de
Isabel Romero. Este establecimiento con encanto se ha construido sobre una
edificación del siglo XVII, enclavada en el punto más elevado de la localidad, tiene
12 habitaciones y una terraza con maravillosas vistas.
La
jornada iba terminando pero antes de regresar a casa acudimos a la Heladería
Artesanal El Mastren, C/ Juan Relinque, 4. Allí nos esperaba la Concejala de Medio Ambiente,
Gema Mena, que mostró su cortesía al ir expresamente a saludarnos y
agradecernos la visita. Al mismo tiempo nos hizo entrega de una guía de turismo
del fascinante pueblo, invitándonos a volver pronto y ver otras cosas que
quedaron pendientes.
Los
propietarios de la heladería Heladería Artesana El Mastrén Juan Francisco y Ana Melero salieron a recibirnos
y a explicarnos sus últimas incorporaciones, otros jóvenes emprendedores con
talento y ganas de trabajar que tiene Vejer. A ellos le gustan innovar y prueba
de ello son sus peculiares creaciones como el mantecado de “camión”, inspirado
en la popular milhojas de la confitería La Exquisita y ahora el “Cobi-Choc”, un
helado a la crema de sabor a galleta con cobertura de chocolate y que gracias a
un molde de silicona que ha costado darle la forma adecuada, han conseguido
homenajear a la cobijada de la población.
Estos
chicos tuvieron la gentileza de obsequiarnos con su artístico y representativo
bombón helado. ¡Bien conseguido y rico!
Foto: Virginia Miller
Al
salir la bucólica imagen de los burritos atravesando la calle, reiteró la
percepción de haber traspasado ese día el túnel del tiempo, incluso la de haber
llegado a un pueblo donde la felicidad fue posible en las horas que estuvimos,
contribuyendo a ello el clima, la belleza del entorno, el aprendizaje de cuanto
vimos, la exquisiteces que comimos, las empresas visitadas, pero sobre todo por
las maravillosas personas que nos abrieron las puertas para mostrarnos lo mejor
de cada uno, la belleza de su pueblo y sus grandes apuestas por engrandecer la
localidad, la comarca y la provincia. ¡Viva Vejer y sus gentes!
Solo
nos queda agradecer al Grupo Gastronómico El Almirez y en particular a Pepi
Relinque y Ángela Gallego se pusieran en contacto para invitarnos a esta
actividad que resultó espectacular. Así como: Gema Mena, Isabel Romero, María
José, Consuelo Guerra, Ricardo Torres, Manoli Mongar, Eduardo Mugar, Paco
Melero, Jesús Recio, Tamara Cansino, Juan Francisco y Ana Melero, a todos
vosotros nuestra inmensa gratitud por vuestro trato y atenciones,
proporcionándonos un día intenso, genial e inolvidable. ¡Siempre contigo, Vejer!.
No se pude describir mejor lo que vivimos aquel día!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, viniendo de ti que posees buenas dotes para la expresión escrita, es un auténtico elogio.
ResponderEliminarQue bonito todo y que bien lo explicas hija, podeis escribir otro libro solo de estas visitas, me alegro vosotras que podeis, un abrazo primas
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras de cariño, Mamen. La verdad es que me animan a continuar haciéndolo y las vivencias me gustan compartirlas con las personas que nos leen, por si sirven de orientación para cuando vayan de visita. Un fuerte abrazo.
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