Hemos tenido
la oportunidad de descubrir paisajes maravillosos y hasta ahora desconocidos de
Doñana, gracias a una persona estupenda y muy especial que, por fortuna, la vida nos cruza en el camino. La excursión
surgió tras el maravilloso recorrido por la Bahía de Cádiz y ese mismo grupo y
algún amigo más tuvimos la suerte de ser invitados a esta nueva experiencia en
plena naturaleza, tan próxima y desconocida al mismo tiempo. En la foto del grupo,
Violeta, guía del parque natural (cuarta por la derecha).
Para contar
lo acontecido en un orden más o menos cronológico, empezaremos diciendo que
llegamos a Sanlúcar de Barrameda al atardecer el día de víspera. Nos alojamos en
la Hospedería Palacio Duques de Medina Sidonia, lugar que elegimos cuando nos
toca acomodarnos en la localidad sanluqueña.
A la hora de
la cena nos reunimos una parte del grupo, concretamente los que ya estábamos en
Sanlúcar, los otros compañeros se incorporaron al día siguiente. Nos dirigimos
a la calle Mar nº 2, donde está situada la Taberna Argüeso. El local ocupa
parte de lo que fue un convento de la orden de los Dominicos que data del año
1545. Tras la desamortización de Mendizábal (1822), se hizo cargo D. León de
Argüeso, fundador de las Bodegas que llevan su apellido.
En la
actualidad la taberna está regentada por José
Manuel Ávila, que además de ofrecer las buenas Manzanillas de la tierra, no
le faltan las típicas tapas de estos locales, especialmente en la barra y en la
zona intermedia con mesas para poder degustar platos tradicionales de la
gastronomía sanluqueña. Ávila es amante del atún rojo de almadraba, así como de
la comida oriental hasta el punto de haber ampliado el establecimiento con un nuevo
comedor dedicado especialmente a este tipo de platos; tiene capacidad para 35
comensales donde se puede disfrutar de sus buenas preparaciones durante las
noches de jueves a domingo. El motivo principal es la dedicación que necesita
la elaboración, por ello solo se puede degustar en este comedor y estrictamente
en el horario referido.
Nos dejamos aconsejar por José Manuel para disfrutar
de una degustación representativa de sus preparaciones, empezando por: Chicharrones
de atún, Croquetas caseras de queso Idiazábal, Ensalada de algas wakame, pepino
y langostinos de Sanlúcar, Arroz frito con verdura, pavo y soja, y Atún rojo marinado.
A continuación llegarían unas fuentes de Sashimi
de ventresca de atún salvaje, Tartar de Atún rojo de almadraba, Sushi variados que
explicó los preparaban a medida que son pedidos por el cliente, utilizando
especialmente productos de la zona y de temporada cuidando al máximo la
calidad. José Manuel también hizo
una sabia sugerencia casi de obligado cumplimiento en esta taberna, que es
maridar el sushi con una exquisita copa de Manzanilla en rama.
Aprendimos
también algo que nos contó el amigo y gran sanluqueño Antonio Reyes que es pedir en estas tabernas de calidad y
especializadas en Manzanillas, aquellas que se les denominan de medio tapón.
Esto significa, ni más ni menos, que teniendo buena calidad no se comercializa
en grandes cantidades y por lo tanto son de menor precio. Cuando creíamos que
habíamos finalizado nos trajo una de las estrellas de la taberna los Nigiris de Vieiras una auténtica
delicia, los de langostinos y anguilas,
exquisitos bocados.
Para los más golosos unos postres para probar, entre
ellos: Crema de Naranja, Flan, Mousse
de manzana ácida con bizcocho y
Pedro Ximénez, Crema de Turrón con teja de
almendra y Mousse de chocolate, revelándonos que la receta se la había dado expresamente
el gran maestro de pastelería Paco
Torreblanca.
Al día siguiente nos levantamos tempranito y nos
preparamos para la esperada excursión a Doñana; pero antes fuimos a desayunar,
en esta ocasión no nos quedamos en el hotel, nuestra anfitriona nos había
preparado un delicioso desayuno en su casa: frutas, zumos, café, quesos, jamón
cocido, tostadas, ricos bizcochos y una mermelada casera de tomate, que estaba
de matrícula de honor. ¡Qué detallazo!
Con
suficientes energías nos dirigimos al pantalán de Bajo de Guía para subir a una
de las tradicionales barcazas que cruzan el Guadalquivir. La distancia es corta
y el paseo agradable. Al alejarnos de la orilla observamos una característica
imagen sanluqueña, hacía el otro lado, detrás del hombre con pinta de pescador
veterano, se distingue el verdor de los pinos y la dorada arena de Doñana.
El día parecía elegido, clima primaveral en pleno
invierno, permitiéndonos ir en la cubierta contemplando el entorno, cambiando impresiones
o haciendo fotos al más puro estilo profesional. En la primera imagen, prometo
que no es ningún “paparazzi” ni director de cine aunque lo parezca, es Miguel Duarte, fotógrafo ocasional del
blog gastronómico “La Fritada” de la
amiga Lola López; en la segunda Mara
Escassi de Salarte (Asociación para la custodia y recuperación de la Marisma Salinera de la
Bahía de Cádiz http://www.salarte.org/) conversando
con Cristina Rodríguez Rubio, una de
mis cocineras blogueras favoritas, entre otras cosas porque me recuerda el
estilo de mi madre; en realidad ella es “la cocinera” y su hija nuestra amiga Pilar Ruíz Rodríguez Rubio, es la
pinche, editora y fotógrafa del blog “Aprendiendo
a Cocinar” ¡Qué buen tándem!
Al llegar a la orilla de Doñana, nos esperaban Antonio y José (en la foto los hombres
con sudaderas rojas), los diestros choferes que nos llevaron en dos de los tres
todoterrenos donde nos distribuimos el grupo; el tercero lo conducía la propia
Violeta, como referimos antes, la guía que nos acompañó durante la visita al Parque
Nacional. Realizamos varias paradas durante el trayecto para mirar con atención
a las aves que levantaban el vuelo a nuestro paso: gaviotas sombrías, correlimos
tridáctilo, chortilejos, charrán patinegro u ostreros; estas dos últimas especies llegadas de Escandinavia a
pasar el invierno, según nos contó Juan Martín
Bermúdez de Salarte, licenciado
en Ciencias Ambientales. Un auténtico privilegio contar con su presencia, sus
conocimientos y los equipos que llevan él y Mara, permitiéndonos ver a través
de sus telescopios, al mismo tiempo que nos explica ciertas características de
las especies que nos encontramos en el camino.
Doñana está considerado como una de las extensiones
naturales protegidas más importantes de Europa. Confluencia fundamental para
las rutas migratorias de aves europeas y africanas, además de refugio clave
para numerosas especies en peligros de extinción. Su paisaje de tierras llanas
es espectacular, destacando dos esenciales ecosistemas: los bosques de pino y
matorral mediterráneo que crecen en un terreno principalmente arenoso, y la
inmensa marisma, terrenos inundables formados por arcillas impermeables
dependientes de la climatología, siendo la zona que más riqueza ornitológica
posee.
Otra curiosidad del sistema son sus dunas móviles. Las
arenas son movilizadas por el viento que hacen avanzar las dunas desde la
playa, enterrando y destruyendo la vegetación que va encontrando en el camino,
se forman unos corrales entre las dunas, verdaderos bosques de pino piñonero y
matorral. Cuando la duna vuelve a avanzar dejará visible los llamados
esqueletos o cruces de los pinos.
“Está más
perdido que el barco del arroz”. Este
popular dicho se debe a una serie de leyendas sobre hundimientos misteriosos de
buques cargados con este cereal, alimento que usualmente llegaba a las costas
de Cádiz. Parece ser que el origen del refrán se origina en la década de los 40,
época de la posguerra española y hambruna, que gracias a las buenas relaciones
con el gobierno de Perón, Argentina envió un barco cargado de arroz que jamás llegó
a las costas gaditanas. Hubo
varias versiones: “que los propios
tripulantes se quedaron con el botín”; “que una enfermedad contagiosa acabó con
todos los navegantes, quedando el buque a la deriva”, o la más extendida que apunta a que el barco
se hundió en las costas de El Puerto de
Santa María, lo que originó múltiples coplillas en los Carnavales.
El último suceso fue en 1994, cuando el barco
chipriota Weisshorn cargado de arroz, encalló en la entrada del canal del
Guadalquivir. La versión oficial cuenta que el buque se encontraba fondeado
esperando que subiera la marea, pero el fuerte temporal rompió el ancla y el
barco fue arrastrado, quedando varado por la baja profundidad. Los tripulantes
se salvaron, las toneladas de arroz se inflaron, rompiendo las puertas que lo
almacenaban y el barco se partió en dos, permaneciendo desde entonces encallado
como aviso a navegantes.
(En el mar se divisa las dos partes del Weisshorn, llamado el "barco del arroz)
A continuación llegó el momento “Ranger”, es decir, un
aperitivo dentro de una actividad, gentileza de nuestros guías y del amigo
Antonio Reyes. En un momento, encima del capó improvisaron una mesa y
distribuyeron una muestra de ricas viandas, acompañadas de buen vino de la
tierra.
Juan Martín nos mostró un mapa para que nos hiciéramos
idea de la verdadera extensión del Espacio Natural Doñana, nosotros habíamos
estado alguna vez por la parte de Huelva, pero hasta que no lo recorres también
por la entrada de Sanlúcar y recibes estas fundamentales explicaciones
no nos hacemos idea de la verdadera ocupación del terreno. También nos señaló
la zona más importante y protegida que corresponde al Parque Nacional.
Nos contó parte de la historia, mientras todo el grupo
permanecimos atentos a sus comentarios; significando que desde mucho tiempo atrás,
estas tierras son conocidas por su riqueza natural, pero no es hasta la década
de los 60 cuando se considera seriamente su protección. En 1969 se reconoce como Parque Nacional y
posteriormente en 1978 es declarado Patrimonio de la Humanidad, en la
actualidad es valorada como una joya natural insustituible. Sus más de 100.000
hectáreas protegidas, hacen que Doñana sea un lugar decisivo para la
supervivencia de numerosas especies.
Textos históricos confirman la presencia en Doñana de tartessos, fenicios,
romanos y árabes. El nombre hace referencia a una de sus más ilustres residentes
en el siglo XVI: Doña Ana Gómez de Silva y de Mendoza, hija de la princesa de
Éboli y casada con el VII duque de Medina Sidonia. En la finca Las Marismillas
se encuentra el Palacio que lleva ese mismo nombre, en el extremo sur del
Parque de Doñana, municipio de Almonte (Huelva), cerca del río Guadalquivir y a
pocos kilómetros de Sanlúcar de Barrameda. Y hasta allí nos dirigimos para
realizar la visita.
La finca pasó a ser propiedad del duque de Tarifa
cuando se casó con María de los Ángeles Medina Garvey. Desde 1912 a 1933 el
duque explotó el terreno como finca de cultivo y lugar de caza, encargando
plantar un gran número de árboles, además de terminar la construcción del
edificio casa-palacio en estilo colonial inglés, que había iniciado el anterior
propietario, Guillermo Garvey Capdepón.
(En la tercera imágen podemos observar ver un esqueleto de pino que decora el jardín de Las Marismillas)
La casa-palacio formó parte del Patrimonio del Estado a partir del año 1990 y se utilizó para uso protocolario desde 1992. Ha sido utilizado por presidentes del gobierno español como residencia vacacional. También se han alojado temporalmente importantes políticos y reyes de otros países europeos y nosotros tuvimos la fortuna de ser invitados a almorzar en tan histórico lugar.
La casa-palacio formó parte del Patrimonio del Estado a partir del año 1990 y se utilizó para uso protocolario desde 1992. Ha sido utilizado por presidentes del gobierno español como residencia vacacional. También se han alojado temporalmente importantes políticos y reyes de otros países europeos y nosotros tuvimos la fortuna de ser invitados a almorzar en tan histórico lugar.
Atendidos de maravilla por el personal, tuvimos la
suerte de degustar una exquisita Berza de habichuelas verdes y calabaza, para
rematar con la sabrosa “pringá” que suele acompañar a este
plato tan gaditano. De postre, natillas con galletas al más puro
estilo casero. Luego pudimos probar el Pacharán
elaborado por Miguel Duarte, https://lafritada.wordpress.com/2016/01/07/pacharan-casero/, que nos confirmó lo había preparado siguiendo la
receta del licor de endrinas que habíamos subido a nuestro blog Cocinando al potopó http://cocinandoalpotopo.blogspot.com.es/2014/09/el-licor-de-las-endrinas-pacharan-casero. y hay que
reconocer que resultó delicioso. Para acompañarlo bombones y tejas de almendras
y de coco, elaboradas por Cien Palacios, las tejas artesanas de El Puerto de
Santa María. Café e infusiones. Al finalizar un recorrido guiado por todas las
instalaciones y, en marcha dispuestos para la última visita del día, aunque la
jornada nos depararía alguna sorpresa más que contaremos en su momento.
El siguiente destino era la visita a las “chozas de
Doñana”, uno de los tipos de vivienda más primitivo de Andalucía. Su
construcción conseguía la protección de las inclemencias del tiempo, teniendo
en su interior un lugar agradable, fresco en verano y templado en invierno. Las
“chozas son construcciones temporales, económicas, para cuya fabricación se
emplean materiales naturales, siendo su integración total en el paisaje.
El recubrimiento vegetal es el elemento primordial que
le da su aspecto característico. Haciendo un breve recorrido por el poblado,
podemos comprender el modo de vida de las personas que allí vivían y de los
aprovechamientos que hacían del entorno.
Las actividades humanas han convivido con la rica
biodiversidad del río a lo largo de los siglos, asentamientos de población,
agricultura tradicional de las riberas, cultivos de arroz, siembra del fresón,
pesca, turismo, sin olvidar tradiciones muy arraigadas como la saca de yeguas y
la romería de El Rocío, en la que los romeros recorren a pie, a caballo, en
carretas… el camino que les conduce hasta la ermita donde se encuentra la
Virgen, el cual pasa en parte por el parque de Doñana.
A la vuelta, llegamos justo a tiempo de contemplar la
bellísima puesta del sol. Fue en ese momento, cuando tuvo lugar la sorpresa a
la que nos referimos antes. Al llegar a la playa, donde de nuevo cogeríamos la barcaza de
regreso a Sanlúcar, los chicos colocaron los telescopios en posición para que
nos fuésemos acercando a observar la decadencia de la luz solar, mientras el
resto hacíamos algunas fotos para el recuerdo. Cuando me llegó el turno de
mirar, el sol se perdía en el horizonte y fue en ese preciso instante al
enfocar en su dirección cuando vi el hermoso rayo verde. En realidad no es un
rayo sino un destello, fenómeno natural fruto de la refracción y dispersión de
la luz solar cuando se encuentra cerca del horizonte, aunque hay muchas
leyendas acerca de él. Solo sé que me fascinó verlo, fueron apenas dos o tres
segundos, cuando me giré debió notarse la impresión en el rostro, lo percibí al
encontrarme con la misma alegría que yo sentía en la mirada de Juan. Le estoy
muy agradecida por haberme proporcionado ese momento de esplendor que quedará
grabado siempre en mis retinas.
En
definitiva una experiencia inolvidable, al poder disfrutar de un refugio
natural exclusivo, de los placeres gastronómicos de la zona y muy especialmente
por la compañía del excelente grupo de personas, artífices de un feliz día. Muchas
gracias a todos y hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario