El
pasado miércoles día 2 de Abril, tuvimos el gran honor de tener en el Ateneo Literario,
Artístico y Científico de Cádiz, a Lalo Grosso Burnham, una de las precursoras
de los catering y de libros de recetas
de la provincia, además de defensora a ultranza de los vinos de Jerez en la
cocina. Por ello y por una trayectoria
profesional cargada de vivencias y anécdotas, pensamos en Lalo Grosso para
retomar las tertulias gastronómicas, especialmente en este año que Jerez ha
sido elegida “Ciudad Europea del Vino” y en consideración a su libro: El vino de Jerez en la cocina universal,
en un momento que bien pudiera ser actualidad. Aunque retirada de las
actividades públicas, aceptó compartir
esa tarde con nosotros para deleite de los asistentes.
Nos
habló de sus comienzos cuando su padre, al terminar su formación en Inglaterra, le sugirió que debería aprender tareas
del hogar. Contó como empezó limpiando los clavos dorados de las puertas de
caoba, recordando que era todo un ritual; luego cogió practica almidonando y
encañonando las ropas, hasta llegar a la cocina. De esta dependencia de la casa se encargaba
Rosa, la cocinera. Primero hizo que la joven Mari Lalo le acompañase al
mercado, asignándole la tarea de llevar la bolsa de la compra, mientras que le mostraba
los diferentes puestos. Más tarde le encomendó la compra de naranjas sin darle
más instrucciones. Claro está, la joven se inclinaba por las más grandes, las
que a ella le parecían más hermosas, aunque luego no resultaran las mejores. Entonces empezó a observar a
Rosa, descubriendo que ella elegía las de piel fina, medianas y frescas,
resultando las más jugosas y dulces. Metidas
en faena, la cocinera le advierte que es fundamental para obtener buenos
resultados en los fogones, cumplir con el siguiente método: “Usted compra,
limpia, prepara, cocina, presenta, friega y recoge”. Lalo afirma que este sistema
lo ha empleado durante toda su vida, y gracias a la disciplina inculcada, recuerda
que ha ofrecido banquetes con números invitados, mostrándose sumamente
agradecida a Rosa.
También
mencionó a sus abuelas, especialmente a la materna. De ella dijo: "haber
aprendido a hacer la cocina con corazón, porque en vez de hablar inglés, hablaba
el idioma del amor". Evocó a las ollas de caldo que siempre tenía la abuela en
casa y si alguien llamaba a la puerta, cosa frecuente, en vez de enriquecerlo
con Jerez como ella haría años más tarde, le añadía agua sin más. Aunque no estuviera
igual de rico se lo agradecían con entusiasmo, pues en aquella época de escasez lo importante era el plato de comida.
Foto tomada del archivo de Lalo Grosso.
Foto tomada del archivo de Lalo Grosso.
Luego nos refirió como en un momento de su vida se decide a elaborar postres para la venta y un tiempo después a organizar celebraciones. Se hace con la ayuda de Dorita, la persona que la acompañaría en innumerables ocasiones durante su trayectoria profesional; con ella empieza a preparar los catering para centenares de comensales. En 1989 ambas preparan veintisiete platos de cocina española para un banquete en Copenhague de dos mil doscientas personas, contando solo con un ayudante.
Así
fueron los comienzos de esta gaditana que viajó por medio mundo, encargada de
la dirección gastronómica de Bodegas Domecq, con el Consejo Regulador del Vino y con el Instituto
del Comercio exterior de España llevando la cocina gaditana y el vino de Jerez como
bandera. Además de su obra, El vino de
Jerez en la cocina universal, en el que ofreció más de trescientas recetas
regadas con los distintos caldos de la tierra, ha escrito Cocinar a Bordo con Fortuna - La Cocina en
los espacios reducidos y Haciendo
Cocina - Diccionario práctico de elementos y recetas, donde recoge una
ingente cantidad de términos gastronómicos.
Nos
reveló que tiene material suficiente para un nuevo libro, en el que
se recogería el aprovechamiento de los restos en la cocina, puntualizando que es
importante abrir la nevera, ver que tenemos y preparar la comida del día
siguiente.
Foto tomada del archivo de Lalo Grosso.
Conserva
gratos y apreciados recuerdos de José María Pemán, del Papa Pio XII, Otto de Habsburgo...,
aclarando que no por ser los personajes que fueron sino por la humanidad que encontró
en estas personas. También nombró con emoción al doctor Fernando Muñoz, quien
la asistió en la llegada de sus hijos al mundo, además de mantener una amistad
que según afirmó había dejado huella en su vida. Y por supuesto, contó varias anécdotas vividas con los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, con quienes les une además de la amistad familiar, el hecho de haber cocinado para él, incluso haberlos tenido cenando en su propia casa.
Dijo
sentir respeto por los grandes cocineros como Pedro Larumbe, Martín
Berasategui, Pedro Subijana, Juan Mari Arzak o el desaparecido Santi Santamaría,
y añadió que tienen su consideración todos los que se meten a trabajar de verdad en los fogones, pero que especialmente siente admiración por
las amas de casa que con pocos ingredientes sacan la comida diaria. También tuvo
cariñosas palabras para Gonzalo Córdoba y sus hijos, que regentan en la
actualidad los restaurantes del Grupo El Faro de Cádiz.
Concluyó apostando por platos tan gaditanos como las Papas aliñas, el Adobo, el Arranque y los guisos con babetas.
Se nos pasó la tarde rápidamente, disfrutando con las vivencias y anécdotas contadas por la propia protagonista, Lalo Grosso, a la que agradecemos profundamente su participación en las tertulias gastronómicas del Ateneo Gaditano. Esperamos se puedan repetir.
Agradezco muchísimo esta crónica, ya que no pude estar en el acto por motivos de agenda, y siento que me perdí el relato de un personaje irrepetible.
ResponderEliminarMe encantó escuchar a esta señora tan entrañable, agradable, simpática y expeta. Fue un gustazo y me alegro de haber asistido. Enhorabuena a ti, maría Luisa, por haberla llevado al Ateneo y por lo bien que con condujistes la charla.
ResponderEliminarSois encantadoras, chicas. Muchas gracias a las dos. Besos.
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