Ya sabéis nuestra admiración
por la provincia gaditana, así que cuando se nos brinda la ocasión de disfrutar
de alguno de sus hermosos pueblos, nos encanta acudir y si encima es con un
extraordinario grupo de personas, mejor que mejor. Esta vez la llamada fue de la
jovial Pepi Relinque, integrante del
Grupo Gastronómico El Almirez, quien
nos informó de los planes para visitar ni más ni menos que el atractivo pueblo
de Jimena de la Frontera. El aliciente se incrementó cuando nos comunicó que nos acompañarían Ana Salazar y Juan José Mostazo, dos de los magníficos anfitriones que tuvimos en la visita a Alcalá
de los Gazules, dándose la circunstancia que Juan José es jimenato de nacimiento.
Quedamos sobre las 9:00 horas en el área de servicios de “La
Palmosa”, para desayunar y coger fuerza para realizar la primera parada.
A continuación nos dirigimos a Carteia, yacimiento arqueológico de
nuestra provincia declarado bien de interés cultural en 1968. El enclave está situado
en el término de San Roque, concretamente en la zona de Guadarranque, teniendo
un emplazamiento fundamental dentro de la Bahía de Algeciras. Las visitas son gratuitas,
pudiendo acceder a ellas de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 horas. Cerrado:
lunes y martes. Es posible concertar cita previa en los teléfonos: 956 90 80 30
– 600 14 30 14.
Hacía tiempo no íbamos por
allí y nos sorprendió el excelente estado de las instalaciones en la actualidad. Recorrimos el nuevo circuito que ofrece más
excavaciones y hallazgos expuestos al público, incluyendo el Teatro Romano. En el
itinerario nos acompañó Alba, guía del yacimiento, quien nos ofreció
una presentación excelente y amena del conjunto.
Los fenicios se asentaron en
el Cerro del Prado, lugar cercano a Carteia en el s. VII a.C. Tres siglos más
tardes, sus descendientes, los cartagineses o púnicos, fundaron lo que hoy
conocemos como Carteia. Ellos optaron por un promontorio próximo a la
desembocadura del río Guadarranque para lo que sería su ciudad, con una
excelente ubicación de vigilancia sobre el Estrecho de Gibraltar y de
protección en el interior de la bahía de Algeciras. Tras vencer los romanos a los
púnicos, se le concedió el título de Colonia Libertinorum en el año 171 a. C, al
establecerse una considerable población compuesta por hijos de soldados romanos y mujeres
hispanas, convirtiéndose en la primera colonia latina fuera de suelo itálico. Los
testimonios arqueológicos, numismáticos y epigráficos demuestran un
considerable florecimiento en los primeros siglos del Imperio y un paulatino
declive en los últimos. Ya en la Edad Media, con un poblado casi abandonado se
instalan los visigodos y más tarde estuvo en manos musulmanas.
El recorrido muestra restos
de la muralla púnica con una puerta de acceso a la ciudad compuesta por
sillares almohadillados. Un poco más adelante se encuentra un gran edificio de época del emperador Augusto (27 a.
C. – 14 a. C.), bajo su mandato se produjo una importante monumentalización de la
ciudad.
Sorprendente escalinata realizada en piedra ostionera (caliza fosilífera). A
través de ella se accede a la plataforma superior del foro donde se levantaba
un gran templo, es el monumento
republicano más antiguo fechado hacia la segunda mitad del siglo II a. C. Desde
aquí se puede observar parte de una necrópolis
visigoda.
Un poco más adelante
visualizamos el edificio termal que cuenta
con una serie de piscinas de agua caliente, templada y fría, vestuarios, letrinas e incluso espacios
destinados para la práctica de ejercicios físicos.
En la ruta encontramos también una vivienda romana tipo domus. Una casa
perteneciente a la clase adinerada, que
disponía de un atrio con cuatro columnas, un estanque o impluvium -para la recogida de agua de lluvia- en la cabecera un
óculo circular que comunica con la cisterna y numerosas habitaciones.
Adosada a la muralla romana
se sitúa la Torre Rocadillo (siglo
XVI) de planta cuadrangular, formaba parte de los sistemas de defensa costera,
siguiendo un modelo heredado de época andalusí. Funcionaba como torre vigía y
en ella se encendían, ante cualquier peligro, los fuegos de aviso: con mucha
llama, en caso de que el asalto fuese nocturno y empleando bastante humo si era
durante el día.
La industria pesquera tuvo una gran importancia en época romana, estableciéndose
una poderosa área económica con gran desarrollo de las factorías de
salazones. Los pescados una vez limpios y eviscerados, se disponían en las
piletas entre capas alternas de sal. También se fabricaba la salsa garum de gran prestigio gastronómico y
elevado precio.
El
teatro de Carteia, al igual que todos los edificios de estas
características, está considerado como símbolo del imperio romano. Fueron escenarios
de ceremonias y actos de carácter político-religioso. Construido sobre la roca
natural en casi su totalidad, tan sólo exento en los extremos de la summa cauea
(gradas superiores de la cávea, o graderío de los teatros romanos). Del
edificio escénico, realizado también en piedra caliza fosilífera, se conserva
una de las escalerillas de acceso al escenario flanqueada por dos columnas y
tres escalones de subida. Los demás
restos conservados son escasos.
Por último, Alba nos mostró los
bunker construidos durante la II Guerra Mundial y que siguen conservándose entre
las ruinas de Carteia. Formaron parte de la estrategia del gobierno de España para
disuadir de un posible ataque inglés desde el Peñón de Gibraltar. Un tercer
bunker tiene la peculiaridad que no posee la misma orientación que los
anteriores, sino que vigila la zona playera de la desembocadura del río
Guadarranque.
Y así concluyó la interesante y didáctica visita, gracias a los conocimientos de nuestra guía Alba, a quien le agradecemos además su amabilidad con el grupo.
Proseguimos nuestro viaje con destino a Jimena de la Frontera. Una vez allí, no dispusimos a dejar nuestros bártulos en el alojamiento reservado. El lugar elegido el hostal Casa Henrietta, vivienda señorial reformada del XVIII que había sido la residencia del doctor Don Juan Marina, situada en la calle Sevilla, nº 44, muy próxima al Ayuntamiento de la localidad.
Luego fue reconvertido en un
acogedor hotel, en el que la pintora licenciada
en Bellas Artes, Melissa Jane González-Morgan, a su regreso de Irlanda donde
estuvo residiendo, decidió dejar su impronta artística en este elegante
palacete, refugio de huéspedes en busca de sosiego y descanso.
El paisaje y la traza urbanística
de Jimena de la Frontera reflejan un claro ejemplo de los llamados Pueblos
Blancos. Se encuentra en la zona oriental de la provincia, concretamente en el
interior de la comarca del Campo de Gibraltar, a 138 kilómetros de la capital,
Cádiz, en la carretera San Roque-Ronda. La
mayor parte de su término está incluido en el extraordinario enclave del Parque
Natural de los Alcornocales.
Una vez instalados nos
dirigimos a almorzar al Restaurante El Ventorrillero, ubicado en la Plaza de la
Constitución. El local es atendido por Luis Gómez, que nos contó que el nombre
del establecimiento procede de su bisabuelo quien era conocido con el seudonimo del “Ventorrillero”.
Su madre, Pepa Herrera, es quien está detrás de los fogones. Ofrece platos tradicionales y el lugar es reconocido por la cocina de setas que prácticamente tienen durante todo el año. Ahora que estamos en plena temporada de estos manjares micológicos, os dejamos una muestra del atractivo y apetitoso expositor repleto de: Trompetas Amarillas, Lengua de Vaca, Níscalos, Pie Violeta, Trompetas de la Muerte, entre otras.
Comenzamos con un aperitivo
de ricas Croquetas de setas variadas
y unas cazuelas de Garbanzos con acelgas
y boletus.
Luego llegarían Revueltos de angulas de monte, puntualizó
Luis que así son llamadas la Trompeta Amarilla (Cantharellus lutescens) y
añadimos que en otros lugares son conocidos como Rebozuelo Amarillo y Cantarela
Amarilla. También Salteados de Setas
variadas y Solomillo de Ciervo con setas
Pie Azul. Nos quedamos con las ganas
de probar los Boletus a la plancha
que nos habían recomendado unos amigos, pero al coincidir el fin de semana con
jornadas de setas y un lleno hasta la bandera, fue misión imposible. Luis nos
recomendó que en otra ocasión fuésemos mejor en día laboral que no hay tanto
público y nos prometió que nos la harían. Bueno, pues nos toca esperar hasta la
próxima ocasión.
Para rematar la faena unos postres
caseros: Tarta de queso, Flan de huevo y Panacota (Panna cotta, postre típico de la región italiana del Piamonte).
Al pedir la cuenta, Luis
Gómez evidenció su sentido del humor, bolígrafo en mano se sentó con nosotros y
empezó a hacer la nota en el mantel de la mesa. Para muestra, ahí va el
detalle.
A la caída de la tarde nos
fuimos a dar un paseo por Jimena, población que fue declarada Conjunto
Histórico en febrero de 2004, respaldada por su historia, su patrimonio
artístico y arquitectónico que aún conserva en su núcleo urbano. Comenzamos por
la Plaza de la Constitución, observando la torre-campanario de la que fue la Iglesia
de Santa María Coronada. El templo se construyó en el siglo XVII, fundándose
con el nombre de San Sebastián, denominación que perduró solo hasta el último tercio del siglo XVIII que adopta el referido nombre de Sta. Mª Coronada y
así continuó hasta su demolición en el siglo XX. Delante de la torre actual se
puede ver en el pavimento el escudo de la localidad.
Proseguimos el paseo por una
serie de calles estrechas, plazuelas y bellos rincones con trazado irregular propio del pasado
árabe. Contemplamos edificaciones con tipología
arquitectónica concreta, en la que destacan una altura determinada, los
sobrados o desvanes construidos en la parte superior, fachadas sencillas con cierros y
ventanas, cubiertas edificadas con tejas árabes, y tanto sus patios como los corrales
construidos en el interior muestran sobriedad. Los inmuebles de mayor
relevancia presentan dos plantas y una puerta de acceso con aspecto de portada, sobre
la que se ubica un balcón principal.
La belleza de lo sencillo:
plantas, flores, blanco de cal, suelos empedrados, algún que otro rótulo y
detalle acertado, unido a la uniformidad de estilo en el casco urbano logran que la visita sea sumamente
agradable para el caminante.
Otro atractivo natural de
este municipio es curso del río Hozgarganta, afluente principal del Guadiaro,
junto a él y en la parte baja de la población se encuentran los restos del que
fuera el Cao o Canal de la Real Fábrica de Artillería de Carlos III ordenada a
construir en el siglo XVIII para la producción de armamento bélico.
Después del largo paseo unos
fueron a tomar algo al hostal El Anón, otro sugerente hotelito donde alojarse en
Jimena, el establecimiento cuenta también con restaurante
y bar. Está situado en la C/ Consuelo, 34-40. Teléfono de contacto 956 66 40 13.
Los más cansados hicimos una
breve visita, dando por finalizado el completísimo y placentero día.
Lo
acontecido en la siguiente jornada lo contaremos en una próxima entrada.
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