La jornada del domingo completó nuestra visita a esta atractiva localidad de la comarca de La Janda. Después de desayunar nos reunimos y pusimos en marcha para descubrir otra de las sorpresas que Ana Salazar nos tenía preparada.
En el Centro de Interpretación
Etnográfico nos esperaba la amiga, Inma
Almagro, que ya nos acompañara en el Santuario de la Virgen de los Santos y
hoy nos mostraría este curioso museo que nos transporta a décadas anteriores. Todo está perfectamente dispuesto
y ordenado en las instalaciones, donde se han representado diferentes oficios y
estancias, acordes con la forma de vida de otras épocas. Así podemos ver
escenificada una peluquería, una cocina, una ferretería-almacén donde se vendía
un poco de todo o la sala de estar de una casa con su típico mundillo para las
labores de bolillos.
Juan Antonio Mena del Blog Tubal e Isabel Sánchez escenificando un afeitado en la barbería
También tienen su espacio los
oficios de zapatero remendón, barbero, antigua mercería, o una representación
de lo que eran los consultorios médicos y que contiene una vetusta máquina de
rayos x, pieza que es una auténtica reliquia. En un futuro está previsto
ubicarlo en un lugar de mayor capacidad, para que pueda lucir más el
interesante y numeroso contenido que ha sido recuperado. Muchas están a la
espera para poder donar muebles, utensilios y aperos de carácter etnográfico
El Centro de Interpretación
Etnográfico está relacionado directamente con el Centro de Educación de Adultos
y a la Asociación Jacaranda de jóvenes y amigos del centro. Las instalaciones
están perfectamente equipadas con distintas aulas para manualidades, informática,
cocina, etc., y por las estancias se distribuyen también objetos que un día formarán
parte del museo. En la actualidad cuenta con 247 alumnos y tres profesores,
todos realizan una labor extraordinaria, recopilando y clasificando el material.
Asimismo se reparten las
labores de recuperación de la tradición oral, mantenimiento y restauración. Además se desarrollan
numerosas actividades, entre las que se encuentra la recreación en el interior
del museo de lo que era la vida en tiempos pretéritos. Las celebraciones gastronómicas,
también son habituales, como las
tradicionales: buñueladas, pestiñadas o
el baile y cante del gazpacho. Todas las labores que se realizan son
voluntarias y altruistas.
En la imagen Pepi Relinque,
Encarna Lozano y Ángela Gallego del Grupo Gastronómico El Almirez, durante la
visita al Centro de Adultos. A ellas, especialmente, les estamos muy agradecidos
por habernos convocado para explorar con detenimiento el hermoso pueblo de Alcalá de los Gazules.
Al salir fuimos paseando por
la Antigua Puerta de la Villa hasta
llegar a la Plaza Alta, centro del pueblo en época medieval. La conservación de
su fisonomía, su arquitectura popular, salpicada de edificios barrocos y neoclásicos le valieron para que en el 1984
fuese declarado “Conjunto Histórico Artístico”. En el trayecto se puede
aprovechar para observar y disfrutar de las excelentes vistas del entorno.
El grupo se acomoda y realizar un breve descanso, mientras que escucha atentamente las explicaciones.
Tras subir una cuesta
pendiente aparece frente a nosotros la “Casa del Cabildo”, un edificio que
contrasta por sus colores y la superposición arquitectónica de su fachada. En
la pared conserva el letrero: “Casas Consistoriales de la muy noble, leal e
ilustre ciudad de Alcalá de los Gazules” en recuerdo al antiguo Ayuntamiento.
Delante de la portada de la
Iglesia Mayor de San Jorge, nos esperaba Jaime Guerra, Director del Instituto
Pedro Sáinz de Andino, quien ejerció de guía de la monumental iglesia, además
nos repartió unos folletos hechos por él con una exhaustiva información de todo
el recinto y otros monumentos de la ciudad. La iglesia fue construida sobre una
mezquita musulmana y se ha ampliado en varias ocasiones.
La iglesia parroquial posee
dos portadas, la de San Jorge y la de San Juan y en la actualidad tiene planta de
cruz latina con tres naves. Conserva piezas de gran valor, entre ellas una
Virgen del Rosario, primera obra conocida de Martínez Montañés, la espléndida
sillería del coro, el órgano, la custodia… En el muro lateral derecho del trascoro
se expone un pedestal visigodo, que data del año 662, así como unos restos óseos
atribuidos a los Mártires San Servando y San Germán.
Continuamos camino al
Beaterio de Jesús, María y José, allí está establecida la única congregación
religiosa que existe en la actualidad en Alcalá de los Gazules.
Tras despedirnos de la Hermana
que dirige el centro, nos encaminamos a una puerta situada en la parte superior
de los jardines con salida al castillo. Fue construido por los musulmanes y
estuvo en uso hasta su destrucción durante la Guerra de la Independencia. La
denominación árabe Al-Kalat, cuya traducción es “El Castillo”, da nombre a la
población. Hoy en día, se encuentra en estado de ruina aunque se conservan parte
de las murallas, un torreón y la Puerta
de la Villa, aunque ha sufrido una importante reforma. En la Edad Media el
patio de armas del castillo estaba situado en La Plaza de San Jorge.
Nuestro amigo José Francisco Arriaza del blog “Yo en el campo y tú en la
cocina”, siempre nos sorprende con sus conocimientos del campo. Esta vez nos
mostró una planta silvestre copada de unas especies de capsulas, que se hacen
explotar con los dedos, soltando líquido por lo que hay que tener cuidado. Nos
contó que jugaban de chiquillos y les llamaban “Salta-ojos”, además no hizo la
demostración, ante la curiosidad de los que no la conocíamos.
En realidad, se debe a la función de reproducción de la planta, que al madurar la baya globosa se impregna de sabia para el desarrollo de nuevos brotes.
Entre calles estrechas y
blancas, iglesias y conventos nos dirigimos a nuestro próximo destino gastronómico:
Casa Jiménez.
Llegamos a la calle San
Antonio, allí está situado Casa Jiménez, un local sencillo pero con un ambiente
estupendo. Lo primero que ves es su rótulo pintado en la pared de “Comidas
Caseras” y luego más abajo otro que te
invita a entrar y dice: “El arte de tapear como en casa”. Una vez en su interior, llama la
atención el mostrador repleto de productos de la tierra, espárragos,
chicharrones, embutidos y otros manjares. La familia Almagro Jiménez regenta el
local con agrado y ganas de mostrar que se entienden bien con la cocina
tradicional. Empezamos picoteando sus “Chicharrones ibéricos de bellota al
estilo de Alcalá”, luego llegaron unas “Croquetas de setas”, las primeras de la
temporada, “Albóndigas de Retinto con
salsa de almendras” y “Pastel de berenjenas al Tío Pepe” que ya es un clásico de
la casa.
Luego llegó una cazuelita
con una tradicional receta, “Sopa de tomate con pan moreno y huevo de campo”. Evidentemente
la sopa puede ser servida con o sin huevo, pero nos contaron una curiosidad, cuando
lleva el huevo escalfado y es mezclado con la sopa, es costumbre decir: “Vamos
al trompetón”. Pues así lo hicimos.
Al festín se incorporó otro plato característico de la zona, la “Berza de garbanzos de Las Pedrizas con coles y pringá”. Y los que llegaron con hueco al final, pudieron degustar un postre típico de la provincia gaditana, “Queso fresco con miel y carne de membrillo”, también se suele servir así el requesón.
No faltaron algunas
coplillas de despedida y la felicitación del grupo al propietario José Almagro
y a su hijo Jhoni que nos atendieron en
el comedor de maravillas. Así como al equipo de cocina compuesto por Chana Jiménez, mujer y madre respectivamente de los
anteriormente citados, y con una experiencia de más de dos décadas en estos menesteres,
a la tía Mari que junto a Chana elaboraron la sopa de tomate y a Brenda, otra
hija del matrimonio y que es la encargada de la repostería de la casa.
Dentro de los productos
artesanos que se conservan en Alcalá, están los dornillos. Una especie de
morteros de madera de fresno, que con la ayuda de un mazo, igualmente de madera, sirve para triturar alimentos.
En casa a este mazo, se le ha llamado siempre la “manita del mortero”. Es
utilizado frecuentemente para la elaboración de recetas con pan como, los gazpachos
calientes o fríos, sopas cocías, ajo, sopa de tomate, arranque… En la localidad
era costumbre regalarlos como ajuar de boda, nos dijeron que aunque menos, a
veces se obsequian. En la actualidad están muy valorados, por el trabajo
artesanal que tienen y la madera que se emplea.
Tenemos que confesar que desde
hace tiempo estábamos antojados por uno y encontrándonos en la tierra de los
dornillos, le pedimos a Ana Salazar, si podía llevarnos a algún artesano con el
objeto de hacernos con una de estas piezas. Gentilmente nos condujo hasta el
otro lado del pueblo, hasta encontrar a Francisco
Adolfo Moreno Díaz, uno de los pocos vecinos que aún, en algunos ratos y
para no perder la tradición, se dedican a ello. En parte porque el coste de maderas
nobles ha subido mucho y por otra por el trabajo manual que necesitan. El
vaciado del tronco y la posterior forma que se les da, se hace solo con la
ayuda de azuela, gubia, lima, herramientas de uso manual. Con esta misma madera se hacen cucharas y
otros utensilios de cocina.
Adolfo nos dio unas pautas
para tratarlo en casa. Primero, lavar bien para quitarle todos los restos de
polvo y madera. Segundo untar con aceite de oliva el dornillo por todas partes,
repitiendo la operación tres o cuatro veces y ya estaría listo para su uso.
Ya con nuestro dornillo en el
coche, como si fuese un trocito de Alcalá de los Gazules, regresamos felices a
casa. Agradeciendo a todos los amigos Inma, Jorge, Juan José, Juan, Jaime y en
particular a Ana su recibimiento y acogida durante las dos espléndidas jornadas
vividas. Enhorabuena a todos porque con vuestra actitud habéis conseguido
incrementar el cariño a este nuestro pueblo.
Buena escapada a un sitio tan bonito como Alcala de los Gazules, y tu donde estabas? que te escabulles siempre? un beso primas, ya estoy deseando probar esas judias..con vosotras por supuesto
ResponderEliminarSí estoy, pero detrás de la cámara de fotos, je,je,je. Un abrazo para ti.
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