I PARTE.
Hacer una crónica de una
actividad que la has disfrutado es gratificante, lo normal es empezar por el
principio, resumir en la medida de lo posible e ilustrar con fotografías. Pues
voy a confesar que mis pensamientos hoy han trastocado la estructura habitual. Puede
ser que sea muy extenso el tema para hacer un solo reportaje, quizás mejor dividirlo
por partes o combinar entre el blog y las redes sociales, algo tengo claro,
quiero empezar por el final.
La gastronomía me ha dado muchas satisfacciones a distintos niveles, uno muy importante el de la amistad, en este mundo he conocido y continúo conociendo a personas muy interesantes, admirables, a las que se les tiene afecto y a otras muy queridas. En este último grupo se encuentra Pilar, ella forma un tándem maravilloso con su madre, Cristina, nuestras queridas amigas de Aprendiendo a Cocinar.
Hoy toca agradecerle a Pilar Ruiz Rodríguez-Rubio, la última
visita a Rota, pero sinceramente
pienso que eso se queda corto. Considero que por muchas veces que le demos las
gracias, no compensa el trabajo que lleva la organización: contactar con las
empresas a visitar, con la Delegación de Turismo del Ayuntamiento de Rota,
cuadrar horarios, recoger peticiones, informar y atender a los participantes,
cerrar menú, cuidar cada detalle y muchos otros pormenores para que todo salga
perfecto. Así que he pensado que había que reconocerle esta labor de otra
forma, por esa visita del pasado viernes, por otras muchas que hemos hecho
durante años, pero también por tener la fortuna de que se haya cruzado en mi
vida.
La conozco desde hace muchos
años, he perdido la cuenta y no quiero hacer cálculos. Ella es una mujer
alegre, atenta, simpática, cariñosa, amable, trabajadora, generosa… estas son
características aparentes sin profundizar en más, porque el resto forma parte
de su intimidad.
Su espíritu inquieto, está en
continuo movimiento, pero sobre todo si es para atender la llamada de alguien o
de su gran pasión: ROTA. Sí, ella
ama a su familia, quiere a sus amigos, pero Rota es algo especial en su vida, ha estado presente en su niñez,
en su juventud, en su etapa profesional, también en el ocio y en el día a día.
Conocí a Pilar promocionando la hermosa Villa de Rota y su entorno y en ello seguimos porque la ciudad se cuida, crece y mejora. Ella la ve como es quizás, demasiado atractiva para que se quede solo para los cerca de treinta mil roteños que conforman el municipio, por eso le gusta llevarnos a los amigos de cualquier parte y mostrarnos la galería de imágenes únicas que posee, incluso traspasar pantallas de cadenas televisivas para contar las bondades de la alegre y bonita ciudad gaditana con el fin de captar visitantes.
En su momento nos paseó por los
inigualables Corrales roteños, por sus preciosas playas, nos adentró en La
Mayetería, nos acercó a los paneles de abejas y al misterio de la miel, pero no
terminó ahí, ha querido que compartiéramos espacio con burritos, ovejas,
cabras, aves… volver a la huerta, introducirnos en sus especiales bodegas donde
sobresale la Tintilla.
Caminando por sus calles nos ha
descubierto hermosos rincones, el coqueto Faro que alumbra en la oscuridad a
los barquitos que regresan con su pesca, el Castillo de Luna, La Parroquia de
Nuestra Señora de la O, arcos y puertas que dan acceso a la cosmopolita ciudad,
que lucen en sus fachadas azulejos con poemas de escritores, adornos de macetas
con las caras de sus propios vecinos… Mil y un detalle de una ciudad acogedora
y atractiva.
Su saber estar, su cercanía, su
sencillez, su cortesía… le lleva a presentarnos a diversidad de roteños o
vecinos afincados en la localidad y que ya forman parte de la vida de Rota.
Empresarios que nos abren las puertas de sus comercios, de hoteles, de
restaurantes, de cualquier tipo de negocios.
A través del tiempo, nos ha ido
mostrando la gastronomía local, diversa, variada, variopinta por la mezcla de
culturas, no olvidemos que Rota es una ciudad abierta al mundo. Así que cada
bar, venta, restaurante se convierte en una experiencia única. Además, con ella
y su madre hemos aprendido una cantidad de platos locales importantes, al punto
de poder decir: Rota, es un gusto conocerte,
Rota, es un gusto cocinarte y Rota es un
gusto saborearte, tres claves que han dan nombre a sus tres entrañables libros
de recetas ofrecidas por los vecinos y cocinadas por ellas.
Puedo continuar, seguir y seguir,
pero solo daré un par de detalles más. Pilar nos lleva de un lugar a otro, se
cruza con alguien, le mira, le sonríe y le saluda, hasta aquí sería normal,
pero no se quedan ahí, también nos fueron comentantodo que es una mujer especial, única y abanderada de Rota.
Así resplandece nuestra amiga en su ciudad y donde quiera que vaya, quizás por
el destello de estrella que posee, por el brillo a la urta de la tierra o por irradiar
la luz que sale de su corazón y que posee su personalidad.
En esta ocasión he querido tener a Pilar como protagonista al potopó.
En la próxima crónica contaré los detalles de una
visita que no le faltó nada.
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